Greaves desmiente al BBVA e insiste en que asesoró al Guggenheim sobre divisas

La ruinosa compra de dólares que realizó el Museo Guggenheim destinados a la adquisición de obras de arte (fundamentalmente la monumental instalación de Richard Serra La materia del tiempo) lleva camino de convertirse en un culebrón. La ex diputada de Cultura de Vizcaya y actualmente secretaria de la ejecutiva nacional del PNV, Belén Greaves, insistió ayer, según la reconstrucción de su declaración a puerta cerrada hecha por EL PAÍS, en que el BBVA asesoró y recomendó al museo la operación, que se saldó con una ruinosa pérdida de seis millones de euros. Greaves hizo esta declaración ante la comisión del Parlamento que investiga tanto esta operación como el desfalco de más de medio millón de euros cometido por el ex director financiero del museo, Roberto Cearsolo. La ex diputada desmiente así al BBVA, que hace dos semanas y en la misma comisión, aseguró por boca de dos de sus directores que no asesoró de manera oficial ni firmó ningún tipo de contrato con el Guggenheim para la compra de dólares.

La ex diputada de Cultura eludió precisar los nombres de los asesores

Greaves compareció en su condición de diputada de Cultura vizcaína cuando se realizó la operación, en junio de 2002. En ese momento era la responsable política junto a la consejera de Cultura, Miren Azkarate, de la Sociedad Tenedora, la empresa encargada de las compras de las obras de arte del museo. En el Consejo de Administración de la Tenedora sólo están reprentados la Diputación de Vizcaya y el Gobierno vasco.

La ex diputada precisó que la dirección del museo se puso en contacto con el BBVA, que puso a disposición de la pinacoteca a los analistas tanto del área institucional como del área de mercados que consideró más oportuno para asesorar en la operación. El comité de finanzas de la Fundación Guggenheim Bilbao no puso reparos a la misma. Cuando los partidos le preguntaron por la identidad concreta de esos asesores, eludió responder.

Las declaraciones de la ex diputada contrastan con la versión ofrecida por los directores de Banca e Instituciones y de Distribución de Derivados y Negocios Globales del BBVA hace 15 días ante los parlamentarios. Ambos indicaron que el Guggenheim adquirió uno de sus productos financieros porque los responsables de la pinacoteca creyeron que el dólar iba a subir con respecto al euro y en 20 meses iban a necesitar pagar con moneda estadounidense La materia del tiempo. El banco realizó la venta de ese producto de una manera ordinaria, pero los directores del BBVA enfatizaron que en ningún caso se contrató un trabajo de asesoría. Al final, las previsiones del museo se fueron al traste porque el euro se revalorizó frente al dólar, provocando una pérdida para sus arcas de seis millones de euros.

El director del museo, Juan Ignacio Vidarte, explicó a los responsables de la Sociedad Tenedora las razones de la pérdida y sus explicaciones les convencieron, según recalcó Greaves en la comisión. "Unas veces se gana y otras se pierde", razonó. Esa pérdida quedó al descubierto en junio de 2007, cuando el Tribunal Vasco de Cuentas Públicas ) publicó la auditoría de las cuentas del museo del periodo 1999-2005. En ese informe, el tribunal censura a los responsables del Guggenheim su intento de camuflar la pérdida con un artificio contable: hinchar el precio de las obras de la colección. "Se trata de una disparidad contable, no un reproche por comprar dólares", puntualizó Greaves.

El director de dicho tribunal, Jesús Álvarez, se ratificó después en la consideración del artificio contable y anunció que la auditoría sobre la operación de compra de dólares y la fiscalización de los ejercicios no estarán terminadas antes de que la comisión concluya sus trabajos el próximo diciembre.