La sombra del 'caso Atutxa' planea sobre la Cámara vasca
La ilegalización del PCTV puede devolver al Parlamento vasco un emplazamiento que ya vivió en 2004 con Batasuna. La negativa del tripartito (PNV, EA y EB) a obedecer la orden del Tribunal Supremo de disolver el grupo parlamentario de la formación ilegalizada se saldó finalmente con el procesamiento y condena por desobediencia a sus representantes en el órgano de gobierno de la Cámara: su presidente, Juan María Atutxa (PNV); su vicepresidente Gorka Knörr (EA) y la aún secretaria segunda, Kontxi Bilbao (EB). Es de suponer que la actual presidenta del Parlamento vasco, la peneuvista Izaskun Bilbao, tenga prevista ya la respuesta al emplazamiento que le pueda hacer el Supremo, que depende en realidad de una decisión de su partido. Fuentes de su gabinete se limitan a señalar que la Cámara esperará a recibir la comunicación oficial de la sentencia, antes de estudiar los pasos a dar o si procede solicitar algún tipo de aclaración al Supremo antes de actuar.
La esperanza última del tripartito sería ganar tiempo, de modo que la disolución del Parlamento -el lehendakari ha señalado que las elecciones autonómicas serán en marzo de 2009- ahorre la decisión. A Bilbao se le presenta la difícil disyuntiva de repetir la actuación de su predecesor, arriesgándose a correr su mismo destino, o cumplir la orden del Supremo, con lo que ello tiene de desautorización de la decisión anterior.
Hay ya un indicador de que la actuación en esta ocasión puede ir en sentido contrario a la adoptada hace cuatro años: la mesa de las Juntas Generales de Álava (Parlamento provincial), con el voto favorable del PNV y de EB, acordó la disolución del grupo de ANV atendiendo al auto del juez Baltasar Garzón del pasado febrero que suspendió la actividad de la formación abertzale.
