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Dos tiros por celos y un chalé

Un extraño crimen se desvela como un homicidio tras una ruptura matrimonial

La profesión de la víctima y la pulcritud que los investigadores dijeron haber encontrado en el escenario del crimen despertaron el interés a la vez que alimentaron numerosas hipótesis sobre la muerte de Andrés Toro, de 59 años, en su chalé de Bollullos de la Mitación (Sevilla) el pasado 15 de junio.

Toro era el director del centro Especial de Recuperaciones (CER) del BBVA para Andalucía Occidental, el departamento encargado de reclamar los créditos a los clientes particulares morosos, pero los dos tiros en el pecho fueron producto de los recelos y desencuentros de un duro trámite de separación matrimonial.

La acusada admite que entró en casa de Toro y que robó cartas de otra mujer
La ex mujer de la víctima tenía una pistola igual a la usada en el crimen

Así lo creen la Guardia Civil y el titular del Juzgado número 1 de Sanlúcar la Mayor, Javier Carretero, que dan por resuelto uno de los crímenes más extraños ocurridos en los últimos años en Sevilla. La ex esposa de la víctima, N. R. C. S., ingresó en prisión la noche del jueves como presunta autora del homicidio de su ex marido con el que tenía dos hijos. Según fuentes de la investigación, la mujer no ha confesado su crimen, pero su tío materno la delató hace unos días ante los agentes de la policía judicial de la Guardia Civil.

El cuerpo de Toro se encontró en el salón de su casa con dos tiros a la altura de los pulmones el lunes 16 de junio, cuando su hija y unos compañeros de trabajo acudieron al chalé al sentirse extrañados de que éste no hubiera ido a la oficina. Esta circunstancia hizo que se barajara la posibilidad de que la muerte tuviera algo que ver con un asunto económico relacionado con el trabajo de la víctima. Toro vivía solo en el chalé, ubicado en La Juliana, una urbanización alejada del pueblo y que cuenta con seguridad privada. Cuando se descubrió el cadáver, las puertas y ventanas de la casa estaban cerradas y no presentaban indicios de haber sido forzadas.

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El juez Carretero decretó el jueves el ingreso en prisión de la mujer después de un largo interrogatorio en el que ésta se desenvolvió con una "frialdad impresionante", según aseguran fuentes del caso. La mujer negó ser la autora de la muerte de su ex marido, aunque sí admitió su culpabilidad en los otros dos cargos que se le imputan: allanamiento de morada y descubrimiento y revelación de secreto. La acusada entró en varias ocasiones en los últimos meses en la casa de su ex pareja y se llevó papeles y cartas personales en las que quedaba patente la relación de su ex esposo con otra mujer.

Estas fuentes añaden que entre los detonantes del crimen está también el interés de la mujer por el chalé de la víctima. Toro residía en él desde hacía algunos meses y su ex esposa, aunque nunca llegó a vivir allí, se oponía a los planes de su éste de vender la casa. La ahora acusada aseguró ante los agentes y el juez que ella y su hijo habían sido víctima de malos tratos reiterados por parte de Toro, aunque nunca los denunciaron.

Aunque no hay ni rastro de la pistola con la que se mató a Toro, los investigadores aseguran que los disparos salieron de una pistola exactamente igual a la que el tío de la mujer le regaló hace unos años para, según él les dijo, se sintiera protegida en una casa en la que residió durante un tiempo y donde decía sentirse insegura. Este familiar -que, según fuentes de la investigación, colecciona armas- aportó a los investigadores una de sus principales líneas de trabajo al contarle datos relativos al crimen que aseguró haber escuchado de labios de su sobrina y que tan sólo podía saber alguien que hubiera estado allí.

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