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Reordenación en la gestión de activos

Desde el estallido de la crisis subprime, próxima a su primer aniversario, hemos asistido a uno de los periodos más duros para la industria de gestión de inversiones en nuestro país. Después de casi un lustro de bonanza generalizada de los mercados financieros, lo que ha permitido una expansión sin precedentes para los relativamente jóvenes sectores de fondos de inversión y de pensiones, se ha evolucionado hacia un periodo expuesto a incertidumbres desconocidas en anteriores crisis, con nuevos elementos desestabilizadores: crisis de crédito y liquidez, un continuado incremento del precio del crudo y elevadas tasas de inflación.

Los efectos de esta situación sobre la industria de gestión de activos han sido inmediatos, mostrando la vulnerabilidad de los rendimientos a focos de riesgo no contemplados hasta ahora. En términos reales, descontando la inflación, no hay ningún activo en el último año capaz de devolver retornos positivos. El patrimonio gestionado por la industria de fondos se ha reducido en un 30%, presionado a la baja por la generalizada caída del valor de las inversiones financieras, así como por la huida de partícipes en busca de protección. Además, esta tendencia se ha visto impulsada por los atractivos depósitos, ya que las necesidades de liquidez de las entidades se han traducido en interesantes ofertas para el ahorrador.

En la industria de gestión de inversiones tenemos poca flexibilidad y capacidad de innovación

La industria de los fondos de pensiones ha sufrido un estancamiento similar: sus rentabilidades han batido sus peores registros históricos. El perfil de riesgo del ahorrador refleja un sesgo conservador y centrado en productos de renta fija, el activo situado en el foco de esta crisis. Además, la reducción del límite fiscal total para las aportaciones a los planes ha hecho aún más mella en el destino de recursos para la jubilación.

Una de las enseñanzas consiste en la poca flexibilidad que tenemos en la industria para adaptarnos en los momentos difíciles e innovar. Productos que protejan frente a la inflación o inversiones alternativas capaces de adaptarse rápidamente a la coyuntura de los mercados y que no dependan de su evolución tendencial son tareas pendientes. Como resultado a esta negativa evolución en la industria asistiremos a procesos de innovación, evolución estratégica, reordenación o consolidación dentro de este tipo de entidades.

Sebastián Larraza y David Fernández Fernández son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas, AFI.

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