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Congreso de CDC

Mas reclama a Convergència que no se deje llevar hacia los extremos

El líder de CDC asegura que en la ejecutiva, más plural, "nadie impondrá nada"

La clausura del congreso de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) fue la ocasión para que su presidente Artur Mas llamara a los suyos a la moderación y a la templanza. Sabiendo que en su ejecutiva han aflorado más dirigentes soberanistas y que esto se ha reflejado en las ponencias aprobadas, Mas reconoció que "hay más diversidad interna, que nos hace más fuertes" y lanzó una advertencia: "Nadie impondrá nada". El líder convergente acepta la heterogenia nacionalista en su sanedrín, pero quiere controlar cualquier veleidad independentista en el día a día.

Una cosa es que a nivel interno haya grandes proclamas y golpes patrióticos en el pecho, pero Mas intentará evitar, una vez pasado el congreso, una deriva soberanista más allá de lo necesario. Los textos dicen a partir de ahora que CDC persigue "la nación plena y soberana", pero a Mas le queda un solo cartucho para alcanzar la Generalitat, meta que no logrará si se escora hacia un extremo. La única victoria que se atribuye la dirección es haber frenado la demanda de los sectores más soberanistas para perseguir "el Estado propio".

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Por ello, Mas recordó que la Casa Grande del Catalanismo, su nueva receta para impulsar su candidatura a la Generalitat, "requiere de la generosidad de CDC", ya que para agrupar a más catalanistas hay que abrir las puertas. Aviso para navegantes soberanistas en el seno de Convergència, sobre todo para los que han llegado a la ejecutiva con un perfil soberanista muy acentuado.

El líder nacionalista apuntó en su discurso de clausura: "Quizá no tenemos un gran Estado, pero no por ello somos menos nación". Mas insistía en reclamar moderación.

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Artur Mas incluso echó mano de la conocida máxima del ex presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy, "no preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país", para pedir más sacrificio a los suyos ante los próximos años, preparando un nuevo asalto a la Generalitat.

El secretario general adjunto de CDC, Felip Puig, de corte soberanista, marcó terreno y aseguró: "Un nacionalista piensa siempre en la independencia, no habla casi nunca de ello y trabaja siempre para conseguirlo". Grandes aplausos del auditorio y una advertencia del número dos de Mas para que se eviten las grandes proclamas públicas y se actúe con discreción.

Mas dijo mostrarse orgulloso de que en el congreso de CDC "no se haya tenido espíritu de venganzas". Lo dijo en referencia a Esquerra Republicana, que prefirió pactar con los socialistas tras las últimas elecciones catalanas. Y eso lo dijo después de asegurar que "es muy duro ganar elecciones y no gobernar". Y también sacó orgullo por la tradición de CiU de colaborar en la gobernabilidad española y aseguró que su formación apoyará al actual Gobierno catalán en sus reivindicaciones y no le tachará de "victimista".

El presidente convergente también tuvo tiempo para tender la mano al Ejecutivo de José Montilla por la nueva ley de educación de Cataluña. La condición de Mas es que haya el compromiso de mantener la medida a pesar de la alternancia en la Generalitat. Más duro estuvo a la hora de exigir el cumplimiento de la nueva financiación autonómica en tanto que elemento clave del nuevo Estatuto.

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