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El conflictivo congreso del PP

'Cordón sanitario' a Nebrera

La dirección ignora el 43,2% de apoyos de la diputada

"Si el sábado se presenta Mickey Mouse, también lo votan", aseguraba ayer un alto dirigente de la nueva ejecutiva de la dirección del PP en Cataluña. De esta manera, el nuevo sanedrín de Alicia Sánchez-Camacho ejemplifica el porqué del ninguneo a los resultados de la candidata alternativa Montserrat Nebrera. La versión oficial es que Sánchez-Camacho "quiere integrar" todas las sensibilidades, pero la crudeza de la política hace que una de las máximas de la dirección sea ignorar a Nebrera y a su 43,2% de apoyos del sábado.

El equipo de Sánchez-Camacho achaca el elevado resultado de la parlamentaria al descontento por las gestiones de la dirección nacional y al subsiguiente "calentón", como asumió el presidente del congreso, Jorge Fernández Díaz. No hay por qué integrar a los seguidores de Nebrera, candidatura que recogió más votos que avales gracias al voto de castigo.

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El cordón sanitario a Nebrera fue de lo más evidente cuando ayer hizo su aparición el presidente del PP, Mariano Rajoy. El líder popular no hizo en su discurso ninguna referencia a la candidata alternativa a la presidencia regional. Y luego, a la hora de repartir besos, abrazos y achuchones, Rajoy no se cruzó con Nebrera. Y no fue porque la parlamentaria autonómica no lo intentara. Cuando terminó Rajoy su perorata, Nebrera, vestida de rojo, saltó a la tarima esperando su turno, buscando la imagen. Pero entonces, como por casualidad, una especie de placaje o pantalla del fornido Jorge Moragas, diputado en el Congreso,impidió el acceso de Nebrera al presidente nacional.

Pero Nebrera no cejó en su empeño y, rauda y vivaracha, alcanzó a Rajoy en la calle, junto al coche oficial. Dos besos en la mejilla y punto. De todas maneras, Nebrera sostuvo ayer que su interlocutor no es Sánchez-Camacho, para la que apenas cuenta, sino el propio Mariano Rajoy.

Difícil lo tendrá Nebrera para recibir cobijo en la sede del PP en la madrileña calle de Génova, porque Rajoy ya ha designado a Sánchez-Camacho como cataplasma para la división.

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Como agradecimiento a los servicios prestados al partido, aunque aún siguen en activo y con mucho peso, Sánchez-Camacho integró en la ejecutiva a Alberto Fernández Díaz y Daniel Sirera como miembros de honor, premio a los que allanaron el camino a la presidencia, renunciando en favor de la senadora. Un ejemplo de la soledad de Nebrera será el grupo parlamentario, donde Sirera tendrá el mando y no le dará cancha.

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