La 'Dama Blanca' vuelve a Cádiz
El barco fue usado como centro de torturas tras el golpe de Pinochet
El capitán del buque escuela de la armada chilena tiene madre gaditana. Ella y su pareja se conocieron cuando los astilleros de Cádiz construyeron el Esmeralda, hace ahora 55 años, como pago de la deuda que Franco mantenía con el gobierno de Chile. Desde el día en que los padres de Víctor Zanelli se vieron por primera vez hasta la última escala del buque en la ciudad, ayer, ha pasado medio siglo y algunas páginas de la historia del país latinoamericano que muchos no están dispuestos a olvidar.
No quiere olvidar Patricia Bennett, hermana de Michael Woodward, un sacerdote obrero de Valparaíso incluido en la lista negra de Augusto Pinochet. Woodard fue torturado por su afinidad con el gobierno de Salvador Allende en el año 73, tras el golpe de Estado, llevado al buque escuela Esmeralda, y muerto tras los castigos.
Unas 110 personas pasaron por el buque y hay cinco mandos imputados
No quiere olvidar Patricio Henríquez, productor y realizador chileno residente en Canadá desde que se exilió de su país hace 34 años. Henríquez fue detenido y encerrado en 1973, y ha dedicado parte de su carrera cinematográfica a recordar esos días. El último combate de Salvador Allende, Imágenes de una dictadura y, hace dos años, El lado oscuro de la Dama Blanca, como es conocido en Chile el bergantín-goleta, rememoran algunos de los episodios más turbios de la reciente historia chilena, como el uso de este navío, convertido ahora en embajada itinerante, como centro de prisión y tortura.
No olvida tampoco el grupo Bahía de Cádiz de Amnistía Internacional, que proyecta esta tarde en la sede de la Asociación de la Prensa de Cádiz el documental de Henríquez para recordar que aún quedan cuentas pendientes. El colectivo ha solicitado a la armada chilena que pida disculpas por las violaciones de derechos humanos que se cometieron en el Esmeralda y que coopere con la acción de la justicia.
Al menos en este asunto sí ha habido avances. Patricia Bennett cuenta que tras años de silencio y hermetismo, la armada ha consentido en entregar los cuadernos de bitácora de aquellos doce días en los que unas 110 personas pasaron por el buque escuela. Hay además cinco altos mandos de la Marina imputados por las torturas, y la jueza que lleva el caso, Eliana Quezada, parece no estar dispuesta a que eludan su responsabilidad, pese a que sobre ella pesa una amenaza de muerte. "Hay gente implicada en este asunto y tienen que ser juzgados. No nos basta con saber qué les pasó a las víctimas y perdonar: esas personas tienen que cumplir", advierte Bennett.
El autor de El lado oscuro de la Dama Blanca está convencido de que sin justicia no habrá reconciliación: "Creo que la gente, incluso quienes tienen razones para estar más resentidos, está dispuesta a que haya consenso en torno a la figura del Esmeralda, a que se convierta en un símbolo de unidad nacional. Pero para que perdonen necesitan antes que les pidan perdón". Mientras tanto, su documental sigue proyectándose en cada puerto en que hace escala el navío, ligado siempre al recuerdo del golpe de Estado. Una conexión en el imaginario chileno que el capitán Víctor Zanelli quiere dejar atrás, "porque ninguna de las personas que forman la dotación del buque estaban en servicio por aquella época, y porque las autoridades jurídicas y navales ya tienen el caso en sus manos". El Esmeralda debe servir, dice Zanelli, "para la instrucción y como herramienta de la política exterior de Chile, para llevar orgulloso su bandera". El Esmeralda busca nuevos derroteros que acaben de una vez con su estela de vergüenza.
El gemelo de 'Elcano'
Los astilleros gaditanos utilizaron para el Esmeralda los mismos planos que había usado un cuarto de siglo antes para construir el buque escuela español Juan Sebastián Elcano. El bergantín español ha cumplido 80 años de navegación, y el navío chileno realiza su crucero de instrucción número 53, pero por lo demás, son gemelos.Los 113 metros de eslora, algo más de 13 de manga y cuatro palos del Esmeralda ofrecen estos días en el muelle de Cádiz una imagen familiar para la población, acostumbrada a hacer de anfitriona en las escalas de su hermano español.Se trata del sexto barco chileno que lleva el nombre de Esmeralda en recuerdo a los cinco anteriores que sirvieron a la armada chilena.Sólo un detalle diferencia a estos bergantines: mientras que el Juan Sebastián Elcano cuenta con una tripulación mixta, de ambos sexos, el Esmeralda deberá esperar al año que viene para tener mujeres a bordo.El bergantín chileno se despide el sábado de Cádiz, pero regresará pronto: participará en la regata programadas para 2012. Para entonces, los dos gemelos, Elcano y Esmeralda, volverán a encontrarse en el mismo puerto.
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