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Reportaje:CHUS PEREDA | Campeón de la Eurocopa de 1964 | EUROCOPA 2008 | Las dos finales anteriores de España

"Éramos apolíticos, como los futbolistas de ahora"

José Marcos

Aunque marcó el gol más rápido en una final de la Eurocopa, el primero de España contra la Unión Soviética (2-1) en un Bernabéu hasta la bandera, Chus Pereda (Medina de Pomar, Burgos; 70 años), que jugó entre otros en Madrid y Barça, volvió en febrero a acaparar reportajes cuando TVE corrigió un error que se propagó durante décadas por una filmación manipulada del NODO: el pase a Marcelino en el 2-1 fue suyo y no de Amancio.

Pregunta. ¿Le alivia que se aclarara el pase a Marcelino?

Respuesta. Nunca me preocupó. No le di la importancia que se le da ahora. Nos dio igual porque todos ganamos. De todas maneras, ¿qué podía hacer? ¡Nada! ¿Presentarme en TVE y decirles que la asistencia era mía? Da igual que la pelota la pusiera el uno que el otro, Amancio que el menda. Lo realmente bueno fue el remate de cabeza de Marcelino. ¡De los mejores cabeceadores que he visto! Le envié el balón con mucho efecto, a media altura, y cumplió con creces.

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P. Vamos, que le mandó un melón en vez de una asistencia.

R. Yo diría una piedra, peor todavía. No me sorprende que para la televisión fuera más estético el centro de Amancio. ¡El mío era muy malo! Era como una pedrada. El pase bueno es el falso... Es que tenía al defensor encima, que era el lateral izquierdo, Mudrik, al que le hice el rabo de vaca.

P. ¿De verdad que no se preguntó nunca por qué habían trucado las imágenes?

R. El montador explicó que tenía que hacer el cambio de la bobina para mandarla a filmar. Mientras lo hacía se desarrolló la jugada, pero le dio tiempo a coger el gol de Marcelino. Lo anterior, no.

P. También le dará lo mismo haber anotado el gol más rápido en la historia del torneo.

R. Fue a los seis minutos, pero de eso me enteré el otro día. Fue una jugada por la derecha de Luisito Suárez, y entonces Shesternev y Shustikov saltaron y se molestaron entre ellos. No sé a cuál le golpeó la pelota en el muslo y me quedó muerta, entre aquellos dos gigantes... Como coloquialmente se dice, la tuve a huevo. ¡Ja, ja, ja!

P. ¿No le tembló el pulso delante de Yashin? Decían que Yashin desviaba el balón con la mirada.

R. Era tan bueno que eso parecía. Tenía una colocación bárbara, pero lo tuve muy fácil. "¿La vas a agarrar? ¡De los cuernos la vas a agarrar!", pensé. Cogí fuerza y con la inercia, de la potencia que le di, me caí para adelante.

P. ¿Esperaban adelantarse tan pronto?

R. En absoluto. El seleccionador, José Villalonga, nos advirtió que sería un encuentro durísimo en la concentración en La Berzosa, una finca muy grande a 50 kilómetros de Madrid, a la que Franco iba a cazar. Por algo eran los campeones en ese momento, ¿no? Para animarnos, Villalonga dibujó un campo de fútbol con sus áreas y todo en la tierra, bajo un olivo. Cogió una piedra y dijo: "Éstas somos nosotros. Ellos son esto: una piña. ¿Qué son más fuertes, las piedras o las piñas?".

P. Las piñas empataron enseguida.

R. ¡Y tanto! No se habían acabado todavía los aplausos en el Bernabéu. Jusainov, el extremo izquierda, tiró y el balón le hizo un extraño a Iribar. Dio un bote y le pasó por debajo. Ésas son las peores situaciones de gol para los porteros, sobre todo si son altos, como era el caso.

P. ¿Empezaron a notar ahí que estaban jugando algo más que un partido?

R. Era un encuentro entre dos ideologías opuestas, así que no se puede hacer una idea. Éramos apolíticos, teníamos un régimen y de aquella época no tenemos nada que decir. Todos vivíamos muy bien. Como los de ahora. Eso a la gente le daba lo mismo. En el Santiago Bernabéu se apretujaban 100.000 personas, no cabía ni un alfiler. Sólo se oía "¡España! ¡España! ¡España!". Había una expectación máxima, quizás porque en 1960 el Consejo de Ministros no nos dejó ir a la URSS, con la que nos tocó cruzamos en cuartos. Se lo debieron pensar porque estuvimos esperando muchísimo tiempo. Mientras lo hacíamos, Garay, Gracia, Manolito Ruiz Sosa y yo fuimos a dar una vuelta, contamos nuestros pecadillos en una iglesia y a la vuelta a la federación nos comunicaron la decisión. Una pena, porque ese año habíamos ganado 3-0 a Inglaterra, partido en el que debutamos un servidor y Bobby Charlton. El Madrid también había bailado al Eintracht de Francfort en la final de la Copa de Eurocopa (7-3).

P. ¿Era mejor la España del 60 o la del 64?

R. La del 64 estaba muy conjuntada y todos atravesábamos un momento dulce. Se notó en las semifinales con Hungría (2-1). Para mí era la mejor selección. Técnicamente eran la hostia. Jugaba Albert, sencillamente fabuloso. Sólo pudimos con ellos en la prórroga. Amancio cogió un rechace y hala, a la final.

P. En la que le anularon un gol.

R. Y me hicieron un penalti. Fui a protestarle al árbitro, un inglés altísimo [Arthur Holland], ¡y me tiró al suelo! Yo le pegué en las manos, si llega a ser hoy me expulsan. Ahora te expulsan por nada, por chorradas.

P. Se desquitó con su asistencia a Marcelino a falta de seis minutos del final.

R. Gracias a que Rivilla interceptó un pase de Ivanov a Jusainov. Me la dio a mí, y el resto ya se sabe. Los soviéticos se quedaron desconcertados, porque no imaginaban que la jugada fuera a salir. Mudrik se lanzó a ras de hierba para intentar quitármela en tackling pero no la tocó.

P. La celebración sería apoteósica.

R. Estuvimos hasta las tantas en distintos tablaos flamencos. Luego, a la mañana siguiente, tuvimos una recepción con Franco en El Pardo. Yo me fui muy rápido, porque tenía que coger un vuelo a Barcelona, para ver a la que luego sería mi esposa y la madre de mis tres hijos. Quería presumir de título de Europa.

P. Casi pierde el vuelo.

R. Llegué una hora tarde, pero dieron la orden expresa a la torre de control de que nos esperasen a mí y a Rivilla. Cruzamos Madrid en un Mercedes blanco muy bonito, antiguo, de dos puertas, mientras dos motoristas iban parando el tráfico. Así hasta la puerta del avión. Nos llevaron como héroes. Después de esperar una hora, nos dieron una ovación acojonante. Salió el capitán, nos dieron una copa de champán y brindamos por el triunfo de España. Habíamos ganado a los demonios rojos, aunque no supiéramos la pinta que tenía el diablo...

Pereda, a la izquierda, marca al portero soviético Lev Yashin el primer gol de España en la final de la Eurocopa de 1964 en el Bernabéu.
Pereda, a la izquierda, marca al portero soviético Lev Yashin el primer gol de España en la final de la Eurocopa de 1964 en el Bernabéu.EFE

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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