977.384
El famoso bar de copas y 'cocktails' de Barcelona cumple 30 años
¿Cuántos dry martinis se pueden servir en 30 años? La respuesta la tiene Javier de las Muelas en el contador que cuelga tras la barra del Dry Martini: 977.384 (la cifra es del pasado miércoles por la noche). No es sólo una anécdota. Algo así sólo se puede encontrar en un local que nació exclusivamente para rendirle culto al dry martini, "el combinado por excelencia, el más simple pero del que pueden salir variantes extraordinarias", dice De las Muelas, alma y propietario del bar.
Javier de las Muelas tiene sus manías y al escucharle uno no sabe si está ante un genio o un excéntrico. Seguramente ambas cosas. Ha renunciado a la cubertería de metal porque "los cuchillos y los tenedores tradicionales pinchan, son agresivos y alteran el sabor de la comida", y defiende que el hielo de mala calidad -no el alcohol- es el causante de la resaca.
Primero fue el dogmatismo (durante los primeros tiempos sólo se servían dry martinis). Más tarde llegó la infidelidad (aparecieron los gin fizz, margaritas, negronis y whisky sours, entre otros). Y desde hace algunos años estamos en la innovación. En los próximos días Javier de las Muelas comercializará su última creación: los spoon martinis, una gama de cócteles de gelatina. No, no es broma, son sólidos y se comen con cuchara (no metálica, recuerden). Después de unos segundos en la boca, cada trozo de gelatina se convierte en líquido al entrar en contacto con la temperatura corporal. "El objetivo es comerse un cóctel, pero manteniendo todo el sabor y las propiedades de los cócteles líquidos", dice Javier de las Muelas.
¿Hay algo más revolucionario en coctelería que convertir el líquido en sólido? Muchos aplaudirán el invento, aunque no faltará quien lo considere una blasfemia.
- Lo más: el cóctel carnyvore. No hay palabras para describir su sabor. Si sirve de algo, ésta es la confesión de uno de los bármanes: "Nos tiene enganchados a todos".
- Lo menos: el ambiente es excesivamente formal.
- Dirección: Dry Martini. Aribau, 162. Barcelona.