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Columna
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El juez en el columpio

Se puede tener un sueño o más propiamente una pesadilla, y a la mañana siguiente tratar de evocarla y aun de explicarla, lo que ya resulta un esfuerzo que te puede dejar quebrado. Es el caso de la reciente imputación de María José Contreras, a cargo del titular del Juzgado de Instrucción número 19 de Valencia, por un supuesto delito de aborto. Personalmente, considero que este respetable funcionario es un Tirofijo de la Justicia o un exabrupto de Hans Arp o Francis Picabia o cualquier otro dadaísta perdido en una arruga del tiempo. Un Tirofijo porque se requiere mucha paciencia y más puntería para acertar, entre cientos y aun miles de mujeres que, en una campaña de solidaridad con las abortistas y las clínicas autorizadas a practicar las interrupciones voluntarias de embarazos, en supuestos legales, se autoinculparon, en un acto genérico y de carácter simbólico. Pues de entre aquellos cientos y aun miles de mujeres de toda España, movilizadas por asociaciones feministas, por lo que se ve, la única imputable era María José Contreras, y el juez ha atinado, a la primera. Buen ojo. Y qué pulso. Por descontado, estando como estaban contra toda lógica y toda parálisis del pensamiento, Arp o Picabia o Duchamp, con su precisión matemática, nos hubieran dejado de este episodio la pintura de un juez con su toga columpiándose en un jardín helado, sobre un fondo de enebros. En su reciente comparecencia en el juzgado, María José Contreras, haciendo uso de sus derechos, se ha negado a declarar, y ante determinadas preguntas solo ha dicho que considera que hay cosas que pertenecen a la más absoluta intimidad de su vida y que, en consecuencia, no daba explicación alguna. Concluyente.

En esta actuación judicial, sorprenden varios aspectos. Uno de ellos, la prisa, y otro, la singularidad. Si la campaña de solidaridad con las abortistas se produjo en febrero, la diligencia del respetable funcionario resulta elogiosa, mayormente cuando conocemos, y así se ha aireado en los medios de comunicación, las lamentables deficiencias de la Justicia, desde la falta de personal a su urgente adecuación informática, para agilizarla en beneficio de todos. Pero esa misma diligencia levanta suspicacias, toda vez que en otros casos, como los de violencia doméstica, se mueven con lentitud, y la imputada que participó en aquellas manifestaciones durante el periodo electoral era candidata de EUPV, donde milita, y esta afiliada a CC OO. Circunstancias que han motivado la preocupación, la sospecha y la protesta de diversos partidos y plataformas, como la del 14 de abril, que consideran que María José Contreras es víctima de una persecución política. Desde EUPV, su coordinadora, Glòria Marcos, estima necesaria una reforma del Código Penal que despenalice el delito de aborto y que "permita a las mujeres decidir de manera libre sobre su cuerpo y también sobre su maternidad". Por su parte, Marga Sanz, secretaria general del PCPV, ha calificado de esperpento esta situación, que tiene de surreal más que de dadá. Mientras un juez se columpia, sube al frontispicio valenciano de la solidaridad la única abortista simbólica de toda España. Qué panorámica.

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