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Análisis:PRIMER AVISO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El secreto está en el toro

Ser crítico taurino no es una profesión sino la consecuencia de amar y entender dos cosas claves: el periodismo y los toros. No hay otro camino. Cuando alguien me pregunta qué hace falta para ser comentarista de toros, la respuesta es muy clara. Primero, si te gusta, haz periodismo. Ahí encontrarás las pautas para informar y aprenderás que el único dueño de tu trabajo es el lector, el oyente o el espectador. Tú no trabajas ni para el torero, ni para el ganadero, ni para los que habitan en los callejones. Todos ellos son objeto de tu respeto y de tu valoración. Punto. Tu objetivo no tiene rostro, seguramente no lo conoces, ni sabes desde dónde te lee, te escucha o te ve. Pero ése es a quien debes llegar, convencer y habituar.

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"¡Que te calles!"

¿Con qué armas? Con las de la profesionalidad, el buen gusto, la claridad y un conocimiento altísimo del toro. Ése es el segundo y fundamental punto para atreverte a asumir el papel de crítico taurino. Periodismo y saber de toros. Y eso es difícil. Para conocer al toro, para saber lo que te pide, lo que te niega, los terrenos, las distancias, la altura, la medida, las facilidades y las dificultades que te está ofreciendo, hay que entrar en un terreno maravilloso y fascinante pero complejo de descubrir y ver claro. Pero si al final logras ver la corrida a través del toro, si conoces bien el "guión o el argumento" del toro todo cambia, mejora y cobra una dimensión perfecta. Ahí está el secreto. A partir de ahí ya puedes ser justo y valorar con exactitud lo que pasa en el ruedo.

Juzgar al torero admite pequeñas variantes porque los gustos son subjetivos en parte, ya que al final lo bueno es bueno y lo malo es malo. Pero te puede llenar, por lo que sea, más un estilo de torero que otro. Pero el toro y su juego es algo objetivo. Es como es. Con unas virtudes claras y unos problemas claros a los que hay que acercarse lo máximo.

Cuando yo, tras practicar el periodismo de todo tipo durante años, me di cuenta de que a la gente le gustaba haciendo toros, sabía que tenía dos objetivos clarísimos. Uno, hacer buen periodismo con el tema taurino. Y dos, convivir y profundizar con la gente que más y mejor ven los toros para descubrir todos los secretos de la lidia. Y elegí a los que yo tenía más claro que sabían casi todo del toro. Chenel a la cabeza. Por tanto, Antoñete, Rincón, Ponce, Emilio Muñoz, toreros sabios y algunos otros, incluidos ganaderos y banderilleros, despejaron todas las incógnitas. Y ahí está el secreto. Si dominas el periodismo y el misterio del toro vas a disfrutar y a equivocarte muy poco. Habrás llegado entonces con bagaje suficiente a ese extraño oficio al que denominan: crítico taurino.

Oficio que no te aconsejo si amas el periodismo por encima de todas las cosas y conoces al toro como a ti mismo. Son los dos mandamientos básicos.

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