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Discusión con la boca pequeña para quedarse satisfechos

Tras más de cuatro años de tripartito de izquierdas en la Generalitat aún no se ha asentado la cultura de coalición y se repiten las discusiones en el seno del Ejecutivo que dirige José Montilla. Prueba de ello fue su reunión de ayer, en la que se habló en casi su totalidad sobre la gestión de la sequía, tema candente entre el PSC y ERC e ICV.

La titular de Justicia, Montserrat Tura, que ayer hizo las veces de portavoz gubernamental, dijo que no hubo ningún consejero que pidiera la derogación del decreto durante la sesión del Gobierno catalán. En cuanto salieron del Palau de la Generalitat, varios miembros de los departamentos dirigidos por Esquerra e Iniciativa sostuvieron que no sólo habían comentado la cuestión en la reunión de ayer, sino que pidieron que se reevaluara la situación de sequía.

Varias fuentes gubernamentales explicaron que la reunión del Gobierno catalán dedicó casi dos horas a la cuestión del agua, centrándose en el decreto de captación de agua del Ebro. Fue el consejero de Vicepresidencia, Josep Lluís Carod Rovira, quien abrió el fuego sobre este asunto y pidió -como hace una semana- que se "replanteara" la conexión hídrica entre Tarragona y Barcelona.

Se subió a esa ola el consejero de Interior, Joan Saura, presidente de ICV, pero fue más lejos y pidió que se plantee al Gobierno central la derogación del minitrasvase. Otras fuentes del Ejecutivo catalán negaron que ERC planteara nada. En el PSC sólo el consejero de Agricultura, Joaquim Llena, se pronunció en favor de sopesar el trasvase. Tras la discusión, el Gobierno catalán espera qué aguas bajan desde Madrid, pero antes querrán debatirse.

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