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Crónica:Copa del Rey de balonmano
Crónica
Texto informativo con interpretación

El último segundo decide el título

Un gol de golpe franco da la victoria al Ciudad Real sobre el Barcelona

La lógica de las cosas queda muchas veces pendiente de un hilo. Y ayer este hilo se rompió. El Barcelona pagó las consecuencias de ello mientras que el Ciudad Real aprovechó su momento final de suerte y, con un gol de los que pocas veces se marcan, se aseguró su segundo título de la Copa del Rey. Faltaban cuatro segundos para la conclusión y la final, en el pabellón Príncipe Felipe, de Zaragoza, estaba empatada a 30 goles. El Barça se defendía y cometió una falta. En pocas ocasiones, con la defensa contraria formada y con los brazos en alto, estos golpes francos se logran transformar en tantos.

Sin embargo, al Ciudad Real le quedaban cuatro segundos. Formó a todo el equipo en la línea de nueve metros por delante de la defensa y dejó atrás a Kallman (1,94 metros) para que recibiera el balón, saltara y lanzara en suspensión. Y así ocurrió todo. El tiro de Kallman no se estrelló en la defensa y sorprendió al portero Kasper -excelente toda la segunda parte-, que se embarulló y vio como el balón acababa en la red.

BARCELONA 30 - CIUDAD REAL 31

Barcelona: Losert (Kasper); Noddesbo (1), Juanín (3), Tomás (2), Garabaya, Lozano (5), Ugalde, Romero (10), Nagy (3), Nenadic, Larholm (1), Rocas (5) y Chepkin.

Ciudad Real: Sterbik (Hombrados); Kallman (7), Pajovic (1), Stefansson (6), Roberto, Uríos (4), Metlicic (2), Rutenka (2), Zorman (2), Entrerríos (5), Virán, Masachs (1) y Dinart (1).

Árbitros: Breto y Huelín.

Marcador cada cinco minutos: 2-3, 5-5, 7-11, 9-14, 12-16, 15-19 (descanso). 16-19, 21-21, 23-23, 26-27, 27-28, 30-31.

4.000 espectadores en el pabellón Príncipe Felipe, de Zaragoza. Iker fue el máximo goleador, Sterbik el mejor portero y Lozano el mejor jugador.

El mundo se les hundió a los jugadores del Barça, que habían sido capaces de remontar cinco goles de desventaja (12-17) y que parecían incluso en condiciones de ganar la final mediada la segunda parte (25-24 a su favor). El golpe que recibieron fue terrible porque, con una férrea defensa, con Nenadic de central, con Iker Romero en el lateral y con un Rocas que, desde el extremo, clavó por tres veces consecutivas a Sterbik por el ángulo corto, el Barça había recobrado el aliento y creado dudas en un Ciudad Real superior.

Cuando el partido se estaba decidiendo, el Barça era mejor. Sin embargo, una inoportuna exclusión de Garabaya con empate a 28, a falta de 2m 30s, devolvió las cosas a su punto inicial. El Barça argumentó que la exclusión fue injusta. Sin embargo, había tocado un balón con el pie. Y aquel hecho permitió al Ciudad Real reconstruirse y volver a imponer la calidad de una plantilla bastante más completa que la del Barça, aunque al final todo se decidiera por un golpe de suerte. A Manolo Cadenas sólo le queda la Liga para salvar la temporada. Pero debería ganarla nada menos que en... Ciudad Real.

Hombrados levanta el trofeo junto a sus compañeros.
Hombrados levanta el trofeo junto a sus compañeros.EFE

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