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Análisis:ANÁLISIS | Nueva legislatura
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El problema de un presidente electo

Una vez finalizada la votación que convierte a un presidente de gobierno electo en presidente, y cuando parece haber logrado lo más difícil, que era llegar hasta allí, ha de enfrentarse a un complejo proceso, como es el de la formación del gobierno. Ha de prever no sólo que se trate de un personal cualificado, sino que deberá anticipar las consecuencias que conllevará su elección, tanto dentro del partido político en el que milita como fuera.

Todos conocemos, más o menos, cómo dentro del personal que forma un partido político podemos distinguir a los militantes "practicantes" con vocación de servicio de los militantes "arribistas" que sobre todo buscan cargos que le promocionen en sus ambiciones de poder. Estos últimos alargan su figura para salir en la foto y siempre se ubican como fondo de la entrevista que se hace al político protagonista de ese momento. Son dóciles en la obediencia a aquel que les promociona, no cuestionan al líder, y tienen la capacidad de situarse siempre, cuando diferentes facciones dentro de un partido se enfrentan, en la parte vencedora.

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Ante esto, la realidad que se está produciendo, en la mayoría de los partidos políticos, es que, muchos de los que podrían ejercer con profesionalidad la política, con responsabilidad, con eficacia, y mirando siempre a los intereses de los ciudadanos, están abandonando. Desisten frustrados, al comprobar que muchos de los que van ascendiendo y ocupando puestos son mayoritariamente los que mejor juegan el compás de quienes tratan de controlar la organización, y no los que mejor sirven a los ciudadanos.

Los partidos políticos tienen un problema personal, porque cuando Ostrogorski los estudió, comprobó las ambiciones de estos en alcanzar el poder, o cuando Michels habló de las oligarquías que se formaban en los partidos y los problemas que conllevaba para la participación de las bases. En ambos casos, no percibieron cuan peligroso podría ser el que a la política se dedicasen los que dentro del partido político sólo luchan por ellos mismos. O que sin recursos suficientes dentro del partido y acudiendo a los de fuera del mismo, se hiciera en base a criterios de amistad personal, simpatía, o por provocar efectos especiales de moda, como ahora ocurre con la paridad o con el cambio climático.

¿Dónde buscan y dónde encuentran los presidentes a los profesionales de la política o al político profesional? ¿Busca al profesional de la política que ha llegado a serlo por sus años de entrega al servicio de la ciudadanía?, ¿o busca el político profesional porque su capacitación o titulación académica acreditan su gestión?

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Chaves lo tiene difícil, ¿Sigue los pasos de Zapatero? ¿Reparte 50% partido, 50% profesionales de prestigio? ¿Oye las reivindicaciones de las diferentes agrupaciones provinciales, repartiendo el poder como si fuese una tarta donde la cereza nunca estará en sintonía con el chocolate? ¿Se deja persuadir por aquellos que codean a empujones su posición para salir en la foto?

Difícil tarea, pero no tanto como para poder discernir con responsabilidad e inteligencia sobre quienes son los consejeros-as que conjuntamente pueden abordar el proyecto de Andalucía que quieren los andaluces, que ponen a Andalucía por encima de sus carreras personales, que tratan de impulsar políticas públicas que abordan problemas comunes, que utilizarán prácticas de buen gobierno como la transparencia, la eficacia, la responsabilidad, el dar cuentas, y sobre todo, que propicien la participación ciudadana como método eficaz para corregir los errores que en el día a día se suceden cuando uno mira al punto equivocado.

Porque el éxito no está en incrementar el número de kilómetros de carretera, sino en mejorar las comunicaciones. El éxito no está en aumentar el número de filtros en las urgencias de los hospitales con médicos residentes de distintos cursos, sino en atender dignamente a los enfermos, porque algunos de ellos, los terminales, desgraciadamente, tienen poco tiempo para esperar, y sus familias todo el tiempo del mundo para recordar en qué condiciones se fue su ser querido. El éxito está en una política sanitaria bien administrada, y tanto los ciudadanos como los médicos pueden aportar sus lecciones aprendidas para mejorarla. El éxito, aunque pudiera parecerlo, no está en aumentar el número de becas, sino en aumentar la igualdad de oportunidades con esas becas. Por eso el presidente tendrá que apuntar bien, porque lo que finalmente llega a los ciudadanos no es la cara de un consejero, si es hombre o mujer, o si pertenece o no a una agrupación territorial, sino si las políticas públicas tienen los efectos que los ciudadanos esperan.

Difícil decisión la de un presidente, porque tiene que elegir condicionado por el partido político, por el contexto mediático, por sus promesas y compromisos, pero sobre todo, porque tendrá que optar: elegir a políticos dispuestos a trabajar para mejorar las políticas públicas andaluzas con criterio, con opinión, con trabajo, con entereza; o elegir a políticos que aplaudirán con euforia al presidente, viajarán para inaugurar obras públicas, y morirán de placer al haber llegado a tocar el poder, siendo su única finalidad ya el no dejar de hacerlo.

Que tenga mucho acierto, digo, suerte, Sr. Presidente, en su elección.

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