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El candidato pro-China arrasa en Taiwan

Los votantes eligen presidente a Ma Ying-jeou y rechazan a la ONU

Ma Ying-jeou hizo una reverencia durante largos segundos en el escenario, alzó los brazos, y la muchedumbre estalló en vítores, agitó un mar de banderas, y disparó fuegos artificiales. Fue el júbilo total. "Hola, presidente. Hola, presidente", se desgañitaban entre el resonar de las bocinas.

Ma ha propuesto sellar un tratado de paz con el régimen de Pekín
El líder del KMT quiere impulsar los lazos económicos con China
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El preferido de Pekín

Eran las 19.50 (siete horas menos en la España peninsular). El candidato del Partido Nacionalista (Kuomintang, KMT) había ganado las elecciones presidenciales de Taiwan y puesto fin a ocho años de dominio del Partido Democrático Progresista (PDP). La isla votó por el pragmatismo del KMT, que incluye mejorar las tensas relaciones con China y propuestas para reactivar la economía, castigada por la inflación y el estancamiento de los salarios.

"Es una victoria para la gente que desea un cambio, apertura y reforma", dijo a sus seguidores. "Este resultado electoral no es un logro personal ni una victoria del KMT, es una victoria del pueblo de Taiwan. Sólo el cambio puede traer esperanza y oportunidades", aseguró en un discurso cargado de emoción, en el que hizo alusión numerosas veces a la identidad taiwanesa. En otra parte de la ciudad, Frank Hsieh, el candidato del PDP, asumía el desastre: "Es mi propia derrota, no la derrota del pueblo de Taiwan".

Ma obtuvo el 58,45% de los sufragios, mientras Hsieh logró el 41,55%. Una amplia diferencia que sorprendió a muchos, especialmente porque las últimas encuestas auguraban una victoria del Kuomintang por sólo seis puntos. La participación fue del 76%, inferior al 80% de 2004.

Ma Ying Jeou asumirá la presidencia el próximo 20 de mayo, cuando el controvertido independentista Chen Shui Bian deje el cargo, tras finalizar su segundo y último mandato. La victoria de Ma da al Kuomintang el control político completo de la isla, ya que en enero pasado los nacionalistas ganaron al PDP en las elecciones legislativas.

Aunque tanto Ma como Hsieh han dicho que desean unas relaciones de menos confrontación con Pekín que las que han marcado los ocho años de Chen Shui Bian, ambos difieren sobre la forma de orientarlas. El nuevo presidente quiere invertir la tendencia independentista del PDP e impulsar los nexos económicos entre ambos lados del estrecho, que son claves en este territorio de 23 millones de almas. A pesar de las tensiones, los intercambios comerciales han florecido desde la década de 1980. Los empresarios de la isla han invertido más de 100.000 millones de dólares (64.400 millones de euros) en el continente, donde vive más de un millón de taiwaneses.

Ma ha propuesto sellar un tratado de paz con Pekín que desmilitarice la zona -China tiene más de 1.000 misiles desplegados en la costa taiwanesa-, potenciar el sector de la alta tecnología, establecer conexiones marítimas y aéreas con el continente y facilitar la entrada de turistas chinos. Actualmente, para viajar a Taipei desde China hay que hacer escala en Hong Kong o Macao.

Pekín considera Taiwan parte de su territorio, a pesar de que ha sido independiente de facto desde que los nacionalistas de Chiang Kai Shek se refugiaron en la isla tras perder la guerra civil con Mao Zedong, en 1949, y ha amenazado con invadirlo si se declara soberano.

Ma ha asegurado que no negociará con Pekín durante su mandato la unificación de Taiwan y China, lo que le ha granjeado las simpatías de electores que podrían haberse vuelto hacia el PDP. También ha dicho que protegerá la seguridad y la identidad de Taiwan, que cada vez es más fuerte entre la población.

La de ayer fue una jornada festiva en Taipei, en la que jóvenes y adultos acudieron con entusiasmo a ejercer su derecho de voto para elegir presidente. Sin embargo, dieron la espalda a los dos referendos, convocados al mismo tiempo, sobre la entrada de la isla en Naciones Unidas. Fueron invalidados porque se pronunció menos del 50% necesario de los posibles votantes, a pesar de que los estudios aseguran que más del 80% de los taiwaneses quiere que el territorio esté representado en la ONU, de donde fue expulsado en 1971 al ser ocupado su asiento por China. El 45% de los ciudadanos es favorable a mantener el statu quo actual de la isla.

El candidato taiwanés Ma Ying-jeou celebra su victoria electoral el sábado en Taipei.
El candidato taiwanés Ma Ying-jeou celebra su victoria electoral el sábado en Taipei.AP

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