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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Actualidad de Josep Lluís Sert

'In memoriam', en el 25º aniversario de su muerte

La figura de Josep Lluís Sert (1902-1983) mantiene una sorprendente actualidad para los que se interesan por su obra gracias, por lo menos, a tres aportaciones que hizo a través de la constante investigación que caracterizó su quehacer dentro y fuera de la Escuela de Diseño de Harvard.

En primer lugar, exploró y propuso un camino razonable para la recuperación de los valores de textura y color en clave de ornamento útil para las fachadas de los edificios sin dejar de concebirlos con un rigor funcional y técnico ejemplar y muy alejado de los frenéticos formalismos que se desataron en la América de las décadas de 1950 y 1960 (y no digamos de los excesos gestuales de ahora). Sert tuvo que encontrar su propio camino en los años cincuenta y además, como lo hizo en su madurez y al tiempo que ejercía de profesor, hubo de razonarlo de manera pedagógica. Durante los años cuarenta, en que diseñó planes urbanísticos para ciudades de América Latina, pudo experimentar en unos pocos encargos los sistemas de doble fachada y doble cubierta, que resultaban imprescindibles para la creación de sombras y corrientes de aire que aliviaran los calores tropicales. Celosías de todas clases, parteluces y viseras, persianas y galerías más o menos cerradas se convirtieron en recursos que restituían a las fachadas relieve y claroscuro, a los que añadía a veces toques de colores vivos propios de las culturas locales. Su obra más importante de este ciclo fue la Embajada de Estados Unidos en Bagdad.

Las aportaciones del arquitecto catalán, de cuya muerte hoy se cumplen 25 años, siguen vigentes

Aclimatado al frío de Boston, Sert produjo con la tecnología más avanzada unas fachadas mucho más delgadas, como las utilizadas en dos edificios magistrales: Holyoke Center y Peabody Terrace. En el primero, centro administrativo y de servicios de Harvard, aporta la distinción entre paneles translúcidos y transparentes, y un interesante juego entre el orden de un módulo de ventana con vidrio translúcido repetido y su interrupción aleatoria por aberturas transparentes sencillas, dobles o triples en función de las necesidades interiores. Pues bien, tanto la doble piel formada por elementos ligeros a base de lamas o placas como la fachada de abertura total entre plantas que confía en los avances técnicos del vidrio y sus distintos grados de opacidad para efectos a la vez de confort interior y de expresión exterior, están al orden del día entre nosotros y pueden verse en el propio Eixample de Barcelona entre las aportaciones más interesantes de la arquitectura construida -y premiada- recientemente.

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En segundo lugar, como urbanista revisó totalmente la ciudad funcional de la vanguardia europea y, sin renunciar a sus logros, recobró la mezcla de usos y las tipologías del espacio urbano, básicamente calles y plazas, dentro de sus civic centers, concebidos como sectores peatonales. Para el centro de la ciudad, nueva o vieja, hay que mantener el coche a una distancia razonable -a veces almacenado en un edificio que forma parte del perfil arquitectónico de su proyecto- y propiciar el movimiento peatonal sin el cual no hay vida comercial ni ocasión de encuentros que resultan ser el sentido mismo de la vida urbana. Sert reinventa para los centros de ciudades nuevas que nunca se construyeron y alguna reforma de ciudades existentes un dédalo de plazas y ramblas que separan centros comerciales, administrativos culturales y religiosos. Sus ideas han tenido un reflejo lejano en la peatonalización de los centros históricos y en la creación de áreas de gran concurrencia libres de coches, como el Fórum y el Anillo Olímpico, por citar ejemplos de la ciudad compacta que quiere ser Barcelona.

En tercer lugar, exploró infatigablemente tipos de vivienda mínima y de sus formas de agregación para generar edificios que funcionaran mejor y tuvieran alicientes de forma y silueta. Aunque al principio -influenciado por Le Corbusier- fue devoto del tipo dúplex de dos plantas, que tiene sentido cuando hay algún espacio de doble altura (como en el edificio de la calle de Muntaner) y no tanto cuando la superficie es exigua (como en la Casa Bloc), sus grandes proyectos de madurez en Boston y Nueva York ya no usaron este sistema. Su conjunto Peabody Terrace de 500 viviendas para Harvard, con pisos de entre 28 y 58 metros cuadrados aprovechadísimos e integrados en una serie de bloques de alturas decrecientes que crean tres plazas y una calle que las une, todo animado por tres torres de 22 plantas estratégicamente colocadas para dar vistas y arrojar la mínimas sombras sobre el espacio público, resume magistralmente estas tres lecciones y se erige en un paradigma de la vivienda mínima y temporal de calidad tan necesaria ahora y aquí.

Jaume Freixa es arquitecto y fue colaborador de Sert en sus últimos años.

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