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Reportaje:EL RINCÓN

Regreso a los fogones

EN EL CINE de Joaquín Oristrell (Barcelona, 1953), ya sea en sus películas como director o guionista, hay dos motivos recurrentes: el mundo de los actores y la cocina. En su próximo filme, titulado provisionalmente Dieta mediterránea y que empezará a rodar en junio, el cineasta volverá a meterse entre fogones para narrar los vaivenes de una joven, interpretada por Olivia Molina, que llega a convertirse en la mejor cocinera del mundo. Por el camino, una historia de amor a tres bandas en la que la protagonista tendrá que optar por los encantos de Paco León y Santi Millán. "Mucha gente piensa que la cocina es un arte, pero a mí lo que más me interesa es su carácter efímero", explica. Para ultimar el guión, que firma junto con Yolanda García Serrano, el director de Sin vergüenza trabaja estos días en su casa. Es un piso ubicado en la zona alta de Barcelona con apariencia de loft y decoración minimalista. Para concentrarse, necesita mucha luz: los ambientes cerrados le provocan claustrofobia. Por eso ha situado su ordenador cerca de una gran ventana que da a un coqueto patio. Tampoco es raro que se deje caer por el bar de un hotel de lujo para encauzar sus historias. "Son sitios muy tranquilos y con unos baños estupendos. Además te suelen dar almendras", bromea. Oristrell, que reconoce cocinar bien y cita el bacalao con alubias como una de sus especialidades, no es mitómano. Ni siquiera tiene todos los carteles de sus filmes y los que conserva están enrollados. En su refugio casero, sólo los premios recibidos y un par de claquetas evocan el oficio del anfitrión, que recuerda el rodaje de la comedia ¿De qué se ríen las mujeres? como uno de los más divertidos y atribulados de su carrera. No es extraño, porque la hizo en un abarrotado Benidorm

... ¡en pleno verano! Para finiquitar una escena romántica entre Candela Peña y Jorge Sanz fue necesario montar un cordón policial que mantuviera controlados a los miles de curiosos atraídos por el reclamo de una cámara. La preparación de Dieta mediterránea es, lógicamente, menos compleja y más placentera. Así, hace unos días, compartió mesa y tapas con Ferran Adrià para ponerse al día de lo que siente un chef en la cumbre. Con Adrià de asesor, el proyecto no podía tener mejor parto. Además, uno y otro son experimentados canalizadores de talentos. La confianza de Oristrell en la creatividad de los jóvenes no presenta resquicios. Ellos, opina, serán los encargados de importar el envite revolucionario de series como Los Soprano. "Por presupuesto, no podemos hacer Prison break, pero House sí", desea a modo de despedida.

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