_
_
_
_
_
LA CRÓNICA / Restaurantes
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Hisop

En las ciudades modernas, las avenidas sirven como escaparates para lucir ropa, diseño, viajeros y vampíricos turistas embobados frente a sus propios cuerpos reflejados en los cristales. Convertidos los paseos en peligrosos eslálones humanos, los pasajes, esas calles cuya función es la de mero gaseoducto para desembocar en calles mayores, se han convertido en zonas de descanso visual y auditivo para el urbanita. En el pasaje Marimon, hace años que se ha instalado un lugar aromático y curativo llamado Hisop. Dirigido desde las cocinas por Oriol Ivern y Guillem Pla, el Hisop es un restaurante sorprendente hasta el punto que puede ser el mejor antiséptico para los días tristes. Meravigliosa criatura, como cantaría Gianna Nannini.

Hermanados desde la época en la que trabajaron en el Neichel, la cocina de Ivern y Pla es ligera y contundente. Un equilibrio difícil de lograr si no se tiene mucho oficio y mucho dominio de la métrica de la poesía culinaria, esa que puede hacerte caer en fáciles pareados tipo "¡cocinar es al final, un placer sin igual"! Un ejemplo es su menú de tast compuesto por atún con habitas, salsa de ostras y mentol, navaja con tomillo y naranja sanguina, foie con uva y anguila, merluza con trompetas de la muerte y trufa, ciervo con mandarina y jengibre, abanico de quesos, caipiriña y chocolate con ruibarbo y sechuán. Cualquier persona que lea de un tirón los platos que forman parte del menú puede preguntarse: ¿Y no muere uno reventado al estilo de La grande bouffe? Nada más lejos. Ivern y Pla logran armonizar, y digo armonizar y no maridar como homenaje a Jordi Estadella, a los actores protagonistas de sus recetas con actores secundarios de lujo como los cítricos, elementos que dan a los platos una ligereza casi ingrávida. Ellos definen su cocina como contemporánea y creativa, teniendo a los clásicos como claros referentes y fieles escuderos. En el Hisop, el comensal no tiene la sensación de estar participando en un dejà vu. Es un restaurante en el que el cliente disfrutará descubriendo sabores y el rojo de uno vinos que en la boca se convierten en pura sangre. Equilibrio. Puro equilibrio.

- Lo más: ravioli de gamba y cap i pota.

- Lo menos: probeta de gin tonic sin alcohol.

- Dirección: Hisop. Pasaje de Marimon, 9. Tel.: 93 241 32 33

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_