Una herramienta de trabajo
El concepto executive aviation contiene una innegable referencia a lo que es su uso fundamental: aviación para ejecutivos/as en misión de negocios. Ello es así porque el alto valor asociado a la misión debería justificar el alto coste relativo de este tipo de aviación (por comparación a los costes de la aviación comercial).
La aviación ejecutiva es parte de una gran familia que se llama aviación general, y que incluye una variedad heterogénea que lo único que comparte es la partícula negativa no. Aviación general es todo lo que no es aviación comercial y aviación comercial es el transporte de personas bajo un programa publicado y continuo (líneas aéreas regulares) o bajo un acuerdo puntual (vuelos charter). Así, nos queda dentro de la aviación general: aviación de negocios (incluyendo aerotaxi, aviación privada y aviación corporativa), aviación deportiva, escuelas de pilotos, aviación para la vigilancia, aviación para trabajos agrarios, para la publicidad, para la fotografía y para otros trabajos aéreos, los servicios de extinción de incendios y los de ambulancias aéreas.
Permite a los ejecutivos empresariales una mayor flexibilidad en sus desplazamientos
La aviación ejecutiva tuvo su origen en Estados Unidos a finales de los años cincuenta como medio de transporte utilizado por el Gobierno. Conscientes de sus ventajas, las grandes empresas americanas comenzaron a utilizarlo y pronto llegó a Europa. La mayoría de las empresas que utilizan los servicios de aviación ejecutiva lo hacen como herramienta de trabajo, ya que permite a los ejecutivos una mayor flexibilidad en sus desplazamientos (se puede llegar a varios destinos en un mismo día), disponibilidad inmediata, realizar reuniones de trabajo a bordo y estar de regreso el mismo día.
La aviación ejecutiva tiene un nombre más correcto: on demand aviation (aviación a la carta). La aviación a la carta permite resolver problemas complicados y/o específicos de transporte. Complicados porque la necesidad planteada sea inusual o compleja. Específicos porque, no siendo algo excepcional, como conectar dos de las grandes ciudades españolas, el nivel de privacidad o de aprovechamiento del tiempo requerido no está al alcance de la oferta de la aviación comercial.
En la actualidad, la aviación ejecutiva vive un momento de efervescencia en todo el mundo, y España no es una excepción. Esto es así fundamentalmente como consecuencia de la comercialización de los llamados Very Light Jets o VLJ (reactores muy ligeros), aeronaves con importantes innovaciones que van desde la utilización de nuevos materiales más ligeros y resistentes, hasta la fabricación de motores de menor consumo y mantenimiento, pasando por la incorporación de procesos de producción más eficientes. El resultado de estas mejoras ha sido la aparición de un nuevo tipo de aeronave de menos de 4.500 kilogramos de peso, capaz de transportar entre cinco y nueve personas y, lo que es más importante, con unos costes de operación mucho menores.
El sector en España está en ebullición. Si bien la aviación privada y corporativa crecen a un ritmo en torno al 20%, dentro de la aviación general, junto a ella, el sector de aerotaxi, con sus diversas modalidades de negocio, será el encargado de dar el enorme estirón.
Obviamente, el despegue de la aviación ejecutiva en España va a necesitar la involucración y el apoyo gubernamental. La disponibilidad de aeropuertos y aeródromos por habitante en nuestro país es claramente deficitaria en comparación con otros países de nuestro nivel de desarrollo.
Se puede estimar aproximadamente que en los próximos dos años se van a crear entre cuatro y diez iniciativas y proyectos de aviación ejecutiva en España, lo que puede suponer una inversión de entre 200 y 300 millones de euros y la creación de más de 500 puestos de trabajo directos. El sector puede estar facturando en 2008 entre 400 y 500 millones de euros.
