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"La gente aún desconfía"

Luis Javier entra en Internet a diario esperando que algún día aparezca un terreno en O Incio para ampliar su explotación de vacuno. En Silleda, el ganadero Miguel Louzao quiere sembrar cereal para no depender de las compras a productores castellanos y aragoneses ahora que se han disparado los precios.

En Xinzo, Javier Losada, que ya cultiva patata y trigo en 60 hectáreas de alquiler, precisa otras 24 "con contrato por cinco años ante notario" para cobrar una ayuda de la Xunta. "Y mejor si son de tierra clara. Que la piel de la patata coge el color negro del suelo".

Este agricultor de 31 años tiene "aprobada" la subvención dentro del plan autonómico de mejora de las explotaciones, pero para ver el dinero debe ampliar.

Es la pescadilla del subsidio público, que se muerde la cola en el banco de terras. Porque en las ofertas del Bantegal todavía no figuran esas parcelas que, por su tamaño, resultan rentables a agricultores y ganaderos de esas áreas rurales con futuro que hay hoy en Galicia.

En O Deza, el 80% de las tierras están trabajadas y el 20% restante, según Louzao, "no vale". Y en A Limia, los pocos propietarios con tierras desocupadas "intentan alquilarlas por libre", fuera del banco. "La gente desconfía", dice Losada. "Tardarán años en entender que los arrendatarios lo tenemos fácil para tomarles el pelo y que el contrato les beneficia".

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