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Fin de semana
Columna
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Hijos del desconsuelo

Cámara en ristre, los reporteros salen a recorrer los caminos del mundo. Presienten dónde pueden encontrar imágenes con fuerte poder fotogénico y emocional. Así, registran las escenas más dispares, instantes de la vida del hombre que con demasiada frecuencia van más allá de lo que la imaginación más calenturienta hubiese supuesto. Estos fotógrafos son vicarios de los lectores de periódicos en los lugares más insospechados de la Tierra. De ellos traen el gesto, la mirada y el sentir de otras gentes. Pocos se detienen a mostrar los aspectos más joviales, que parecen destinados exclusivamente a algunas agencias de viajes. En su mayoría retratan, envueltos por palabras mágicas como solidaridad y compromiso, las situaciones más dramáticas.

Así, tenemos el trabajo que Álvaro Ybarra Zavala (Bilbao, 1979) presenta en la Sala Amárica de Vitoria bajo el título Los hijos del desconsuelo. Supone todo un repaso de la desoladora existencia de miles de personas en el continente africano, India, América del Sur o en los campos de refugiados de Chechenia. Este periodista gráfico no se prodiga especialmente en la prensa española. Parece tener mayor aceptación en las páginas de Newsweek, Le Monde, Time o Paris Match. Además, ha publicado varios libros, el ultimo de ellos referido a la exposición que ahora podemos ver en la capital alavesa y que ha sido financiado por ACNUR, el alto comisionado de la ONU para los refugiados.

El citado trabajo está resuelto en blanco y negro, con lo que suma dramatismo a las composiciones. Una de las paradas se establece en la frontera entre Sudán y Chad, donde se calcula que pueden encontrarse varios millones de personas desplazadas con motivo de los enfrentamientos bélicos en la región de Darfur. Las fotos muestran gestos de dolor, niños cargados de bultos y caminando por tierras asoladas, colas interminables de gentes esperando recibir algo de comida aportada por organismos internacionales. Las lagrimas del Ganges las motivan los rostros esquilmados de los cinco millones largos de niños, mujeres y hombres contagiados por el sida. América del Sur es el escenario donde los niños trabajan en canteras y minas en condiciones preindustriales. En Bolivia encontramos la discriminación de los pueblos indígenas. Su extrema pobreza queda patente en las fotografías de una manera descarnada. Caos y destrucción es lo que desprende la guerra de los separatistas chechenios. Un escenario donde no hay pared sin impacto de bala y donde la vida cotidiana está marcada por la crueldad.

Atsekabearen seme-alabak / Los hijos del desconsuelo. Álvaro Ybarra Zavala. Sala Amárica. Plaza Amárica, 4; Vitoria. Hasta el 9 de diciembre. Horarios: de lunes a viernes, de 19.00 a 21.00; sábados y domingos, de 12.00 a 14.00 y de 19.00 a 21.00.

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