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"La Bolsa estaba mal, así que invertimos en Gescartera"

El ecónomo de Valladolid explica sus tratos con la sociedad de Camacho, con la que la diócesis ganó 855.000 euros

Las cuentas iban tan bien que el Consejo de Administración aprobaba siempre las propuestas del administrador. El principal órgano gestor del arzobispado de Valladolid facultó a su ecónomo durante al menos tres años a manejar su patrimonio como si se tratara de una empresa. Nada de meter en el banco el dinero, en muchos casos proveniente de cesiones o herencias de fieles.

Enrique Peralta especulaba con él en Bolsa o compraba letras del tesoro siempre en busca de la mayor rentabilidad. Hasta el punto de invertir en Gescartera 6,6 millones de euros que en tres años se convirtieron en 7,5 gracias a los intereses que puntualmente, cada tres meses, le pagaba la sociedad de valores.

El ecónomo (ya retirado) declaró ayer como testigo en el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional contra el dueño de esa entidad, Antonio Camacho, y otros responsables de la empresa, intervenida por la CNMV en 2001 con un agujero de 100 millones de euros, que dejó unos 1.800 damnificados.

"Las cuentas siempre han ido bien (...) pero había que diversificar"

A preguntas del abogado de Camacho, Peralta recapituló la gestión patrimonial de su diócesis. "Las inversiones importantes las decide el Consejo de Administración, que está formado por sacerdotes y seglares", explicó. "Pero ésto [lo invertido en Gescartera] quedaba al arbitrio del ecónomo, porque las cuentas siempre han ido bien, así que mis propuestas siempre se aprobaban", explicó.

Y es cierto que las cuentas iban bien. Peralta narró al tribunal cómo desde que dos comerciales de Gescartera se pasaron por el obispado ofreciendo un 10% de interés fijo anual, comenzó a dejar de lado las acciones y las letras para confiar sus fondos a esa sociedad. Desde marzo de 1996 hasta febrero de 1999, la diócesis obtuvo un rendimiento total de 855.614 euros, según los recibos que Peralta firmó.

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"Había que diversificar", declaró ayer el ecónomo, al explicar las razones que le empujaron hacia la sociedad de valores. "Cada vez que vencía una letra del tesoro, en lugar de renovarla, la metíamos en Gescartera aunque nos ofrecía una cantidad que nosotros no considerábamos muy elevada". En todo caso, esa cantidad, según Peralta, era preferible a la Bolsa. "Estaba muy inestable y consideramos que era mejor invertir en algo que nos diera una cantidad fija", aseguró. "Primero invertí 15 millones de pesetas [unos 90.000 euros] y al comprobar que abonaban regularmente los intereses invertí más porque me parecía más ventajoso", prosiguió.

Hasta que la relación con Gescartera, súbitamente, se rompió. La CNMV inició en marzo de 1999 una investigación sobre la sociedad al descubrirse numerosas irregularidades. El organismo regulador reclamó a Peralta que confirmara su inversión de 6,6 millones en la entidad. "Como vimos que estábamos siendo investigados, el arzobispo y yo decidimos que sería conveniente liquidar la relación", aseguró ante la Comisión de Investigación parlamentaria del caso, el 1 de octubre de 2001.

Al recobrar esa enorme cantidad (más 30.000 euros de intereses del último trimestre), el arzobispado se libró en gran parte del golpe que sufrieron cientos de inversores -entre ellos otras entidades religiosas- dos años después, cuando, finalmente, se descubrió el pastel.

El negocio hubiera sido redondo si, a principios de 2001, Peralta no hubiera entregado a Gescartera otros 150.000 euros de la diócesis, que se fueron por el agujero contable de la entidad y durante la investigación del caso, en 2003, fue sustituido por el ex director de una sucursal bancaria. "La gestión económica de la diócesis debe hacerse de manera muy transparente para recuperar la credibilidad de los fieles", dijo el nuevo ecónomo nada más tomar posesión.

Un cheque en el bolsillo

¿Decidió el Arzobispado de Valladolid retirar los 6,6 millones que había invertido en Gescartera sin ayuda? David Vives, director de Supervisión de la CNMV cuando se abrió la primera investigación a Gescartera, en 1999, llamó al ecónomo a declarar a la sede del organismo regulador el 30 de marzo de ese año.

En ese encuentro, según declaró Vives a la comisión de investigación del Congreso, Enrique Peralta no le dijo que, ese mismo día, había recuperado su inversión, lo que desató la sospecha entre los diputados de que había recibido información privilegiada sobre la marcha de la sociedad de Antonio Camacho.

Peralta confirmó ayer que durante la cita con Vives ya había recuperado el dinero. "Los de Gescartera se prestaron a traerme a Madrid, me devolvieron el dinero, y ese mismo día, en la CNMV, me preguntaron sobre las cuentas [sobre lo invertido]. Les dije que todo era correcto", declaró Peralta.

"Gescartera había cumplido y yo ya tenía el cheque [de 6,6 millones de euros] en el bolsillo", añadió el ecónomo sin explicar si aclaró al responsable de la CNMV si había cobrado o no. En la comisión de investigación, sin embargo, sostuvo que le advirtió de que le habían devuelto el dinero.

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