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Crítica:FERIA DE OTOÑO | Las Ventas
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Fin del toro y el madroño

Madrileño, Madroñito, Madroño... nada más apropiado. Nombres otoñales y madrileños en las tablillas que anunciaban los "albaserradas" cárdenos de Adolfo Martín. Un paseíllo antiguo: tamaño mínimo en toreros de valor máximo. Con razón en el 7 se ovacionó a los diestros mientras lucía en una pancarta: "Rafaelillo, la verdad". No se había olvidado su aguerrida labor frente a los Aguirres.

Madrileño, cinqueño, cárdeno y veleto, se mostró hasta el último tercio justo de fuerzas y falto de ganas. Allí, Fundi se lo llevó a los medios y lo miró despacio, muy serio; le habló en silencio, se llevó la muleta a la izquierda, la adelantó sin violencia y le administró naturales que no admitían reproche ni producían calor. Cuando cambió a la diestra, toro y torero ya habían dado de sí lo que tenían. Y tenía más, mucho más el de Madrid que Madrileño. Y la buena estocada lo confirmó. El 4º saltó cuatro veces al capote de Fundi, lo que propició observaciones hasta en rumano. Los saltos, después, fueron coladas, búsquedas y recortes y los comentarios pasaron al lenguaje universal de la interjección y el susto. Fundi se limitó a dar la cara. Y a no perder la del toro.

A. Martín / Fundi, Chaves, Rafaelillo

Toros del Adolfo Martín Andrés. Sosos y sin celo. Pegajosos y con peligro 2º y 4º y sirvió a medias el 5º, que tardó en morir y fue aplaudido. José Pedro Prados, Fundi: buena estocada (aplausos); pinchazo y baja (silencio). Rafael Rubio Rafaelillo: estocada (saludos); baja -aviso- (silencio). Domingo López Chaves: trasera (silencio); pinchazo y media (silencio). Plaza de Las Ventas, 7 de octubre. 4ª de abono. Lleno.

Madroñito, el 2º, de cabeza imponente, salió como flecha al burladero del 1, y asomó el hocico barbeando sobre las tablas. Primer aviso. Luego empezó a sembrar ese temible desconcierto inexplicable que perciben las cuadrillas antes que nadie, y ya en el capote de Rafael, recortó y le puso un pitón en la cara. Segundo aviso. Tal vez eso motivó una brega concienzuda de la cuadrilla, en la que Ducase lidiando y Mora y Mellinas con los palos prepararon las palmas al brindis del matador. Desde el trasteo se vio que destaparse era la ruina, pero se fue el diestro a los medios adelantando la tela, y cuando le hizo pasar en una serie -roja y grande la muleta, verdes la cara y el vestido- el respetable lo agradeció. No dejó de mirarle, y, descubierto en un descuido, lo volteó en dos tiempos. Tercer aviso. Se rehizo Rafael, y mientras andaba esquivando las astas, recibía el tributo de palmas acorde a su valor. Cuando cayó tras la estocada, su peón de confianza lo abrazó. Se aplaudió la estampa cárdena, larga y bien musculada de Madroño, el 5º, y su cabeza armada acudió al caballo. Pero en cuanto Rafael se destapó en los medios, le volvió a avisar, como su primero. Allí mismo se echó la franela a la izquierda y el toro, más bravo que el resto, acudía: mejor cuando se cruzaba, porque salirse de la suerte y buscar el bicho la taleguilla era inmediato. A las siete en punto de la tarde, con los focos encendidos y una cigüeña planeando sobre los barrios del este, Rafael consiguió esforzados naturales y una estocada baja que le devolvió sano y salvo al mundo civil.

Desde que Chaves trasteó al 3º, el toro, parado, miraba. Domingo aguantaba, y le empezó a ganar la pelea cuando lo enceló en una serie despegada y retorcida, embebida y larga. Se fue a la izquierda, muy fuera de cacho, y su paralelismo al lomo excitó la exigencia de la afición, que terminó por silbar. Cuando salió el último de la tarde y de la feria, la esperanza nos cruzaba los dedos mientras se enroscaba en el capote -buen síntoma- y acometía al peto -mejor-. Así que Fundi ensayó un quite y vimos la única media de la tarde. Se dobló mucho Chaves para fijarlo, y más aún arqueó la cintura para embarcarlo, pero siempre desde un lugar donde al toro, de por sí perezoso, le costaba tragar la tela. Andaba Chaves con un pie en la plaza y otro en la calle. Como nosotros.

El diestro Rafael Rubio, <i>Rafaelillo,</i> es desarmado por su segundo toro, ayer en Las Ventas.
El diestro Rafael Rubio, Rafaelillo, es desarmado por su segundo toro, ayer en Las Ventas.EFE
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