Camps mantea a la oposición

El jefe del Consell, Francisco Camps, aprovechó ayer la segunda sesión de control de esta legislatura en las Cortes Valencianas para mantear a la oposición. Cuando el socialista Joan Ignasi Pla empezó a molestarle con cuestiones incómodas sobre los incumplimientos del Consell en materia de infraestructuras, Camps salió y le instó a dimitir para no afrontar más derrotas. Con la portavoz de Compromís, Mónica Oltra, que preguntó por la reciprocidad de las emisiones de TV 3 y Canal 9, tampoco hubo concesiones por parte de Camps que la vino a tachar de quintacolumnista.

Si tuviese el vicio de fumar y se pudiese hacer en los edificios públicos, Camps se habría fumado un puro en el hemiciclo. Y se hubiese quedado tan a gusto como se quedó: manejando la agenda política, diciéndoles poco y bueno a la oposición y recibiendo aplausos y medallitas (la insignia de las Cortes) por parte de su grupo parlamentario.

Tras una primera sesión de control -registrada la semana pasada- en la que Camps aceptó una reforma estatutaria fantasma capaz de hacer enrojecer a más de uno, el presidente de la Generalitat volvió a marcar el terreno en las Cortes. Y lo hizo con resolución. Primero se hizo preguntar por el PP acerca de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2008 para ponerlos a caer de un burro. "Pese a la ingratitud del Gobierno socialista el Consell seguirá atendiendo a los ciudadanos con el máximo nivel de calidad".

En su turno, el portavoz socialista, Joan Ignasi Pla, intentó subir de nuevo los Presupuestos Generales del Estado a lomos del burro y contraatacar el argumentario popular. Así, Pla recordó que el año que viene el Gobierno socialista incrementará en un 25% la inversión en la Comunidad Valenciana. Casi a la misma hora que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero utilizaba el mismo argumento en una entrevista en el programa de Ana Rosa. Luego, Pla aseguró que el 90% de la marginación financiera de los valencianos se produjo con los gobiernos de José María Aznar. Y como remate el dirigente socialista interpeló a Camps sobre las inversiones del Consell en materia de infraestructuras tras haber congelado estos presupuestos durante toda la anterior legislatura.

Como Pla había empezado su intervención felicitándole el santo, Camps optó por sacar únicamente el hacha de un filo. Acusó al Gobierno socialista de no ejecutar lo que presupuesta. Aseguró sin rubor alguno que en la segunda legislatura de Aznar las inversiones en la Comunidad Valenciana crecieron un 84% frente al aumento del 53% de Zapatero. Y para acabar vino a decir que como no está presupuestada la estación de AVE de Valencia difícilmente se puede creer que el AVE está todo en marcha, ya que no hay tren sin estación. Y por eso, según Camps, la Generalitat tiene que hacer planes de inversiones ante la dejación del Gobierno central.

Pla no vio venir la que se le venía encima e insistió en relatar los numerosos retrasos en materia de infraestructuras por parte del Consell. Y ahí Camps, que ya tenía preparada el hacha de doble filo, se acordó de su santo. No del suyo, sino del de Pla. Y le sacó al socialista la fallida moción de censura de hace un año, el resultado de las últimas elecciones y la desautorización de su adjunto Ángel Luna para afrontar una reforma estatutaria. "¿Qué me dice?", sentenció Camps.

En las repreguntas -aquí llamadas en tono cursi question time- los socialistas Camarasa y Ninet apretaron en el tema de la inversión en carreteras por parte del Consell. Y bastante hizo el consejero Mario Flores con despejar las críticas a córner.

Luego le tocó a la portavoz de Compromís, Mónica Oltra, interpelar a Camps sobre la reciprocidad de las emisiones de TV-3 y Canal 9. Pero no tuvo mejor fortuna. "Es trágico que una diputada autonómica esté defendiendo la televisión de otra autonomía", sentenció Camps, quien recurriendo a la métafora vino a tachar a Oltra de estalinista. En las repreguntas, Josep María Pañella volvió a la carga con la TV-3 y como el parqué del hemiciclo ya estaba perdido de descalificaciones, el vicepresidente Vicente Rambla no tuvo rubor alguno en asegurar que planteamientos como los que evocan unos "países catalanes" sólo caben en las "mentes perturbadas".