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Graves fallos policiales causaron la muerte del brasileño Menezes

La fiscalía británica condena la actuación de Scotland Yard

La fiscalía británica denunció ayer lo que en su opinión fueron "fallos básicos" de Scotland Yard en la operación que el 22 de julio de 2005 acabó en la estación de Stockwell con la vida del joven electricista brasileño Jean Charles de Menezes, un hombre inocente que fue confundido por la policía con un supuesto terrorista un día después de unos atentados fallidos en otras cuatro estaciones del metro de Londres.

La tardanza en la llegada del escuadrón armado y el caos que reinaba en la sala de mando desde la que se dirigía la operación tuvieron como consecuencia que la policía permitió a De Menezes subir en dos autobuses y un metro a pesar de que creían que era un terrorista suicida. Eso puso en peligro la vida de los demás viajeros y aumentó las posibilidades de que muriera De Menezes, como así ocurrió.

Pese a esa espectacular denuncia, el juicio que se abrió ayer en Londres no busca esclarecer quién pudo ser responsable de la muerte del joven brasileño, sino aclarar si la policía incumplió la normativa sobre seguridad e higiene en el trabajo.

Eso es así porque tras más de un año investigando, la Comisión Independiente de Quejas ante la Policía (IPCC) concluyó que no había motivos para procesar a ningún individuo por la muerte de De Menezes. La fiscalía siguió las recomendaciones de la IPCC pero acordó llevar adelante una denuncia basada en la legislación laboral.

La familia del brasileño acogió con incredulidad esa decisión, por entender que suponía un mero enjuague para que no se pudiera decir que los poderes públicos estaban protegiendo a la policía británica.

Ayer, la abogada Clare Montgomery, actuando en nombre de la acusación, aseguró que "el desastre no fue la consecuencia de una operación sobre la marcha que de repente toma una dirección inesperada", sino que fue "el resultado de fallos básicos en la ejecución y planificación de la operación" que acabaron provocando un "horrible y catastrófico error".

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Uno de los fallos es que los tiradores de elite llamados para participar en la operación tardaron cinco horas. La orden había sido dada a las cinco de la mañana y la policía estaba desde las seis controlando el edificio de viviendas en el que vivía De Menezes en el sur de Londres, y en el que también vivía uno de los supuestos autores de los fallidos atentados de la víspera, el 21 de julio, en cuatro estaciones del metro.

Pero los tiradores aún no estaban allí cuando De Menezes salió de su casa a las 9.33, por lo que los policías que le vigilaban se limitaron a seguirle en lugar de detenerle y le permitieron tomar dos autobuses y entrar en la estación de metro de Stockwell. Cuando llegaron los tiradores de elite, corrieron al interior del metro y cumplieron las órdenes de tirar a matar, hasta siete veces, a pesar de que los policías que le habían seguido estaban divididos acerca de si era o no el sospechoso que buscaban.

Familiares de De Menezes, a su llegada al juicio sobre la actuación de la policía británica.
Familiares de De Menezes, a su llegada al juicio sobre la actuación de la policía británica.REUTERS

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