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La Ertzaintza actúa en Lizartza tras prohibirse la marcha contra su alcaldesa

La Ertzaintza disolvió anoche una concentración de algo más de un centenar de vecinos en Lizartza (Guipúzcoa) después de que el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska prohibiese la manifestación prevista contra su alcaldesa, la popular Regina Otaola. El magistrado adoptó su decisión a instancias de la Fiscalía al considerar que la protesta, convocada por un ex edil de la ilegalizada Batasuna, tenía un fin ilícito: menoscabar gravemente el ejercicio de autoridad de la mandataria.

La marcha tenía por lema Otaola kanpora, errepresiorik ez ("Otaola fuera, represión no").

Minutos antes de las 19.30, hora inicialmente prevista para la marcha, un joven intentó colocar una mesa en la plaza del pueblo, de apenas 600 habitantes, para dar una rueda de prensa tras renunciar a hacer la manifestación. Un centenar de personas se congregaba en el lugar.

La Ertzaintza, que desplegó en la localidad al menos cinco dotaciones con material antidisturbios, recalcó que iba a impedir la rueda de prensa y cualquier otro acto, por lo que los convocantes la trasladaron al Hogar del Jubilado. Allí, dos "ciudadanos de Lizartza" criticaron la "ocupación policial" y el intento de "legitimar la opresión e imponer a Regina Otaola como alcaldesa". Convocaron otra protesta para el próximo sábado, también en el pueblo, para que se "respete la voluntad" de los vecinos.

Minutos después, los concentrados empezaron a cantar el Eusko Gudariak (Himno del soldado vasco), momento en que los agentes intervinieron a porrazos.

'Kale borroka'

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Grupos organizados de encapuchados armados con mazos, gasolina, ruedas, cócteles mólotov y vestidos con buzos atacaron en la noche del viernes la subcomisaría de la Ertzaintza en Lekeitio (Vizcaya) y dos cajeros. El Ayuntamiento, que encabeza el peneuvista José María Cazalis, aseguró que los saboteadores pusieron "en grave peligro a muchas familias que viven encima de las instalaciones atacadas".

Los incidentes comenzaron sobre las 22.45 del viernes, cuando los radicales arrojaron varios artefactos incendiarios contra el puesto de la Ertzaintza -que no funciona como comisaría ni está abierto las 24 horas del día-. La subcomisaría, que se hallaba entonces vacía, sufrió daños en la fachada y en las puertas de entrada y del garaje. No es la primera vez que los radicales atacan este inmueble. El pasado 5 de abril, varios desconocidos lanzaron tres bombas incendiarias que ennegrecieron la pared y la persiana metálica que protege el lugar cuando se encuentra cerrado.

Erne, el sindicato mayoritario en la Ertzaintza, la central ESAN y los partidos democráticos condenaron el ataque. Las centrales añadieron que este sabotaje pone de manifiesto la "incapacidad" de la Consejería de Interior para hacer cumplir medidas de seguridad.

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