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Reportaje:Fórmula 1 | Gran Premio de Italia

"La situación es difícil"

Ferrari no logra ser fiable y en su propia casa pierde prácticamente las posibilidades de alcanzar el título

Un piloto en el eslabón más bajo del podio es un pésimo resultado para Ferrari en su propio circuito. Monza es su catedral, el lugar donde no pueden fallar, donde se suele reunir toda la cúpula del equipo para disfrutar de los triunfos, donde a Luca de Montezemolo le gusta subirse al podio. Pero en esta ocasión todo falló. Ferrari se quedó muy lejos de sus grandes días y, en vez de triunfos, lo que tuvieron que vivir los aficionados italianos fueron escasas alegrías y una decepción tras otra. "Tenemos una situación muy difícil", resumió Jean Todt, el director de la escudería de Maranello; "pero intentaremos hacer el máximo en las cuatro carreras que quedan".

Sus palabras sonaron un poco a renuncia. Los dos títulos mundiales que están en juego parecen fuera de su alcance, a no ser que la Federación Internacional del Automóvil (FIA) les eche un cable el próximo jueves quitando los puntos a McLaren por el caso del espionaje o incluso descalificándole. Sin embargo, aunque seguro que esto entra en sus cálculos, Todt no pareció pensar en ello cuando analizó la situación. "Estamos desilusionados", confesó. McLaren aventaja a Ferrari en el Mundial de constructores en 23 puntos mientras que Raikkonen, la mejor baza ahora en el de pilotos, se encuentra a 18 del líder, Hamilton. Con sólo cuatro carreras por delante, el panorama es desolador.

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Sin embargo, aunque la decepción fue mayor en Monza, el problema no proviene sólo de esta carrera. A lo largo del año, Ferrari ha sufrido demasiado por la falta de fiabilidad. Y en la F-1 hay una sentencia que es inexorable: para ganar una carrera, lo primero que hace falta es acabarla. En Monza, ayer, Massa concedió algunas gotas de alegría cuando intentó en las primeras curvas adelantar a Hamilton, pero todo se le esfumó cuando vio cómo el británico le adelantaba saltándose la chicane después de que la rueda delantera izquierda del Ferrari tocara la trasera izquierda del McLaren. "Hamilton me pasó por la zona verde [la chicane] de la pista y eso no está autorizado", se lamentó el brasileño.

Pero aquélla fue la única voz del equipo que surgió. Nadie más se pronunció. El equipo entendió que no había irregularidad. Y no hubo reclamación. Ni siquiera quisieron encontrar la causa de su posterior abandono en aquel roce. "No sabemos todavía las causas por las que le ocurrió un problema mecánico en la suspensión trasera", comentó Todt; "lo estamos analizando". Entre esto y el adelantamiento que sufrió Raikkonen cuando iba segundo por parte de Hamilton, al público no le quedó nada. También ahí equivocaron la estrategia.

El problema es que la situación se viene reproduciendo desde el principio de la temporada. Los cambios en la cúpula de Ferrari, con el año sabático de Ross Brawn, director técnico, y la entrada en los puestos de responsabilidad de ingenieros italianos parece pasar factura. Desde la primera carrera, en Australia, los problemas se han ido reproduciendo. Allí, Massa tuvo un problema en el cambio durante la clasificación y el equipo optó por cambiarle también el motor por precaución y que saliera el último, aunque había concluido en la 16ª posición de la parrilla de salida.

En el Gran Premio de España fue Raikkonen quien tuvo que abandonar con problemas eléctricos cuando ocupaba la segunda posición. En Montecarlo, de nuevo Raikkonen chocó en la curva de la Piscina en la primera tanda de la cronometrada en un error personal. En Canadá fue el turno de Massa, que fue descalificado al salir del pit-lane con el semáforo en rojo sin que nadie del equipo le avisara. Luego, en Nurburgring, Raikkonen volvió a abandonar por un fallo hidráulico cuando iba tercero y habían transcurrido sólo 35 vueltas. Llegó la carrera de Hungría y a Massa el equipo se olvidó de ponerle gasolina en la segunda cronometrada, con lo que se quedó parado y tuvo que ser empujado por los mecánicos hasta su box. Y ayer, de nuevo Massa rompió la suspensión.

Un desaguisado completo. "Estoy muy desilusionado", confesó el brasileño; "pero debemos afrontar las próximas carreras con un espíritu inmutable. Somos competitivos y volveremos a serlo en las cuatro últimas carreras". Todo el mundo lo espera. Y, si no, siempre queda el recurso de esperar a ver qué ocurre el próximo jueves en París. Allí puede cambiar todo en el Mundial de constructores. El de pilotos ya lo tienen perdido.

Felipe Massa, en el taller de Ferrari tras su retirada.
Felipe Massa, en el taller de Ferrari tras su retirada.EFE

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