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Reportaje:

Obras Públicas seguirá vallando Doñana

La Junta mantendrá la instalación de una cerca para evitar atropellos de linces aunque aceptará mejoras estéticas

Los linces de Doñana están cercados por problemas gravísimos. Es uno de los animales en mayor peligro de extinción de Europa; apenas encuentra conejos, su dieta principal; su escaso número (entre 35 y 40 individuos) debilita su capacidad para defenderse de enfermedades como la leucemia; y encima es víctima habitual de atropellos. Ahora, en la A-483, la vía que une Matalascañas con El Rocío (Almonte, Huelva), se levanta una nueva barrera, aunque su propósito es más benigno, pues trata de evitar que los linces y otros animales terminen aplastados sobre el asfalto.

Pero la nueva valla que construye la Junta no gusta a todos y ha recibido fuertes críticas por parte del alcalde de Almonte, Francisco Bella (PSOE), y de algunos miembros del órgano de participación del Espacio Natural de Doñana, que gestiona el entorno protegido. Aun así, el Gobierno andaluz seguirá adelante con su construcción. La instalación, de 27 kilómetros, es responsabilidad de la Consejería de Obras Públicas. "En la carretera de El Rocío ya existía una valla parecida, pero de menor altura", recuerda José Guirado, director general de Gestión del Medio Natural. Con la anterior barrera, los resultados no fueron los esperados, puesto que continuaron los atropellos. "Desde 1984, la Junta tiene computados 36 atropellos de linces", destaca Guirado.

"La valla se contempla ya en el Proyecto Life 2006-2011 para la conservación del lince ibérico. Es una solución temporal y de emergencia. No sabemos cuánto tiempo será necesaria, pero hay que actuar para evitar los atropellos", añade. La cerca se une así a las nuevas medidas de la Junta para frenar la sangría del felino. Entre ellas se incluye la construcción de más pasos subterráneos para animales en las principales vías del parque, además de una segunda fase de la valla entre Mazagón y Matalascañas.

La nueva instalación sigue las indicaciones requeridas por los expertos de Medio Ambiente. De material resistente, mide unos tres metros de alto, y medio metro se encuentra enterrado bajo tierra, con una inclinación hacia el mismo parque. Lo que se pretende es que, ni en el caso de que los felinos escarben la tierra, puedan cruzar al otro lado y morir bajo las ruedas de un coche. El coste es de 811.000 euros.

Pero las características de esta valla, y la manera en que se decidió ejecutarla, han causado polémica. A principios de agosto, Francisco Bella, el alcalde de Almonte, la comparó con la cárcel para terroristas que Estados Unidos tiene en Guantánamo. "Doñana es un espacio abierto y esa valla encajona completamente a quien transcurre por la carretera. No se ha tenido en cuenta a la población de la zona. Ha de recordarse que en Doñana viven muchas personas", señala Bella, quien duda de que la instalación sirva para evitar muertes de linces. La indignación del alcalde ha sido tal que el pasado jueves envió una carta abierta al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en la que volvía a quejarse, entre otras cosas, de la presencia del cerco.

Tras el regidor se levantaron más voces discordantes, como la de los representantes de la Federación Andaluza de Caza, que pide la suspensión de la obra porque considera que puede haberse cometido un delito de prevaricación al no informar al Consejo de Participación. La Junta respondió a estas acusaciones señalando que en la última reunión del Consejo, el director del parque, Juan Carlos Rubio, había informado de la ejecución a preguntas de los cazadores. Otros integrantes del Consejo, como Ecologistas en Acción, han reconocido la necesidad de levantar una protección semejante, pero admiten que el impacto paisajístico es demasiado fuerte, por lo que también pidieron una suspensión hasta mejorar el modelo.

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Para el director de la Estación Biológica de Doñana, Fernando Hiraldo, el problema estético de la valla siempre va a estar ahí, pero "se tiene que construir, porque es necesario para evitar más muertes". Hiraldo cree que la polémica ejemplifica lo complicado que es gestionar el espacio. "Son muchas voces, con muchas opiniones. Y en casos así, merece la pena recabar y escuchar todos los puntos de vista antes de actuar. Quizás, en este caso, se ha actuado con demasiada premura".

Ante las críticas, la Consejería de Obras Públicas anunció que en la reunión de septiembre del órgano de participación del Espacio Natural de Doñana atenderá las sugerencias de mejora estética para ejecutarlas.

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