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La policía detiene a dos adolescentes por el asesinato de un niño en Reino Unido

El primer ministro, Gordon Brown, promete firmeza contra la delincuencia juvenil

La muerte por disparos del niño de 11 años Rhys Jones, la tarde del miércoles en Liverpool, ha puesto en evidencia el grave problema de la delincuencia juvenil en Reino Unido. El pequeño recibió en el cuello el impacto de una de las tres balas que le disparó un menor desde su bicicleta, en el aparcamiento de un pub del barrio de Croxteth. La policía detuvo ayer a dos jóvenes, de 14 y 18 años, vecinos del mismo barrio y no descarta que se produzcan nuevas detenciones. El primer ministro, Gordon Brown, ha prometido firmeza contra la delincuencia juvenil.

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El pequeño de 11 años fue acribillado, en presencia de dos amigos, y a corta distancia de su casa de Croxteth, el mismo barrio del norte de Liverpool donde nació el futbolista Wayne Rooney. Los tres regresaban de un entrenamiento de fútbol y estaban jugando en el aparcamiento del pub cuando les salió al paso un chaval en bicicleta, de unos 12 años, con la cara oculta bajo la capucha de su sudadera, según narraron testigos del crimen.

El asesino efectuó al parecer tres disparos antes de alejarse, tranquilo, del aparcamiento del pub Fir Tree, donde los parroquianos seguían el encuentro amistoso entre Inglaterra y Alemania. Una bala se incrustó en el cuello de Jones, quien murió poco después en un hospital de la ciudad. Sus amigos salieron ilesos del ataque.

Jones es la víctima más joven en un oleada de crímenes juveniles que afecta a la principales ciudades del país. En Londres, desde principios de año, han muerto seis adolescentes, entre 15 y 18 años, por arma de fuego y otros 11 fueron asesinados con navajas o cuchillos. La mayoría de los crímenes se relaciona con un ajuste de cuentas entre bandas rivales de chavales. Manchester es otro de los focos críticos, con tres asesinatos en los dos últimos años, incluido el de Jessie James, de 15 años, en represalia por no querer alistarse a la banda local, según denunció su madre.

Las estadísticas oficiales apuntan a una reducción -de hasta el 13% en el último año- de los delitos con armas de fuego y a un descenso del 33% en el número de crímenes violentos registrados respecto a una década atrás. Pero la evidencia en los principales núcleos urbanos sugiere que los adolescentes tienen cada vez más fácil acceso a las pistolas.

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La delincuencia juvenil, especialmente la arrogante actitud agresiva de jóvenes encapuchados dispuestos a sacar la navaja ante cualquier altercado, es un problema grave y extendido. Al menos tres adultos han muerto recientemente en manos de menores de edad al tratar de proteger sus propiedades o de restaurar el orden en la calle. Es difícil dar con la solución que ataje la crisis de esta minoría de adolescentes alienados de la sociedad y sin grandes perspectivas de futuro, según reconocen el Gobierno y la oposición política británica.

Muro de silencio

En paralelo, el miedo a represalias entorpecen, con frecuencia, las investigaciones policiales por falta de testigos dispuestos a declarar. Ayer, el responsable del cuerpo de policía de Merseyside, donde se ubica Liverpool, pidió la colaboración de toda la comunidad en la investigación del último asesinato. "Alguien conoce al asesino, alguien le ha procurado el arma", advirtió el superintendente Bernard Hogan-Howe al reclamar la asistencia de testigos. "Debemos romper el muro de silencio", agregó.

Por su parte, el primer ministro, Gordon Brown, prometió ayer introducir "nuevas leyes" y "una más dura aplicación" de la legislación en todas las áreas que se juzguen necesarias. Brown también prometió ayuda a las familias para evitar que sus hijos menores se involucren con "las bandas y el crimen con armas y navajas". Esa misma mañana, y en una cita acordada antes de que el pequeño Jones fuera asesinado en Liverpool, el jefe del Gobierno británico mantuvo un encuentro con los jefes de policía, en Downing Street, para concretar líneas de actuación contra los elementos antisociales de todos los barrios.

La ley se ha endurecido en los últimos años al tiempo que las fuerzas del orden destinan un creciente número de agentes en las barriadas para establecer contacto con la comunidad y enfriar posibles incidentes. Se han establecido en todo el país 10 áreas de especial control en las que la policía puede dispersar a las pandillas de jóvenes, a los temidos hoodies (encapuchados).

El barrio de Croxteth, donde fue disparado el pequeño Jones, es una de ellas. Nadie relacionaba ayer a la víctima con las bandas de Liverpool, pero algunos vecinos llamaban la atención sobre la escalada de violencia y agresividad de los chavales que se concentran a diario en la escena del crimen.

Amigos de Rhys Jones dejan flores en el lugar donde el niño fue asesinado, en la ciudad inglesa de Liverpool.
Amigos de Rhys Jones dejan flores en el lugar donde el niño fue asesinado, en la ciudad inglesa de Liverpool.AP

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