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Columna
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La ocasión la pintan calva

Dicen los empresarios de AVE que estamos ante una "gran ocasión" para afrontar con tranquilidad y confianza el futuro. Qué cosas, empresarios de pro, grandes sufridores de la realidad, le mandan una carta al presidente de la Generalitat, Francesc Camps, para que aproveche el momento y movilice lo mejor de nuestra sociedad porque la ocasión la pintan calva. Y me pregunto: ¿si la faena se la encargan al presidente, qué hace la sociedad civil empresarial? Pero esa es siempre la gran duda de esta nación de comarcas, en la que nunca se quiere aclarar cuál es el papel que le toca a la empresa y al político. Mejor todo revuelto.

Señores empresarios, muy señores míos, cuando uno quiere que lo consideren monta el consabido lobby y defiende sus intereses. Y para eso hace falta rascarse el bolsillo y dedicarle esfuerzo y horas. Si esa faena se la pides a un político pues eso se llama Dirección de Propaganda, porque el político, como es lógico va a la suya, aunque muchas veces sea la de todos. Al político hay que exigirle, reivindicarle, y criticarle, pero no pedirle que sustituya a la sociedad civil. ¡Apañados estamos! Sería como la campana de Pavlov para los intervencionistas.

Dice en otro documento Modesto Crespo, que es el jefe de la patronal alicantina, que Camps presente "proyectos imaginativos". Esto es, unos dicen que estamos ante la "gran ocasión" y otros que la Generalitat le tire imaginación a la cosa. La imaginación al poder, le faltaba decir a Crespo. Incluso en el documento central de los hombres de Francisco Pons (AVE) piden la gestión racional del suelo, el mantenimiento de los atractivos turísticos y los activos ecológicos y la calidad arquitectónica y urbanística. Se lo piden a la Generalitat, ¿pero no son los empresarios quienes construyen, utilizan el agua o diseñan casas? Por eso a Camps le viene de maravilla la petición: "Pues vayan a reclamar a Zapatero, que es el Pinocho del cuento".

Bien es cierto que AVE tiene un discurso muy interesante cuando habla del desarrollo del músculo empresarial y el impulso de grupos campeones sectoriales. Lo dice Pons y lo dicen muchos empresarios de todos los ramos y latitudes. Es el sistema educativo MORE, basado en la formación olímpica, trasladado al mundo empresarial. Ojalá les diera resultado la teoría de las locomotoras. Si hay grandes empresas que tiren del carro, las otras seguirán la senda. Queda por saber cuál es la senda, tal como está el patio.

Y también es elogiable que le zurren la badana al poder instituido, cosa harto infrecuente en la cúpula empresarial valenciana, que se amolda a lo que hay desde los tiempos que Vicente Iborra mandaba en la CEV y luego José María Simó y Luis Espinosa organizaron el relevo en todos los sillones de dirección habidos y por haber, muy bien atendidos por Joan Lerma. El documento de AVE o el discurso de Crespo en Alicante tienen algunos gestos al respecto: pocos y muy respetuosos, pero algo vale, aunque sea hablar siempre de infraestructuras y describir tarde la sociedad del conocimiento.

Pero planteadas las carencias en los ejes estratégicos, a la propia sociedad civil le cabe asumirlos en la parte que les corresponde. ¿Cuánto dinero ha invertido toda esa sociedad civil empresarial para que los reconozcan en Madrid? ¿Cuánto para frenar la campaña contra el ladrillo mediterráneo? Ni un euro. Dos comidas en el Astoria y dos más en el Dársena de Alicante. Pero crear lo que se dice crear una estrategia, costearla y medírselas con el Club Financiero de Madrid o Fomento de Barcelona, eso ni soñarlo. Solo lo que Rita ha conseguido y, por cierto, con magnífico resultado electoral y civil para Valencia.

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En una era sin ideologías alternativas, la preparación del futuro no es una cosa que corresponda exclusivamente a los políticos o al libre albedrío del negocio. Si hay que diseñar la Comunidad Valenciana y sus ciudades para el siglo XXI hay que poner a trabajar el conocimiento y el bolsillo. La gran ocasión la pintan calva.

www.jesusmontesinos.es

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