_
_
_
_
_
Reportaje:

Desde el rocódromo hasta el cielo

Top30, una pyme asturiana, construye los simuladores del avión más grande del mundo

Top30, una pequeña empresa asturiana que se dedica a fabricar rocódromos para escalada, ha sido elegida por el gigante aeronáutico europeo Airbus para construir las réplicas del A-380, el avión comercial más grande y tecnológicamente más avanzado del mundo para prácticas del personal de los aeropuertos.

En el capital social de la pequeña firma asturiana ha entrado un consorcio liderado por Banesto y en el que participan Enypsa y Sepides
La firma cuenta con 60 empleos directos y factura en torno a cuatro millones de euros anuales, de los que el 50% son ingresos por exportación

Réplicas en fibra de vidrio, que han sido ya instaladas con éxito en los aeropuertos de Dubai, Heathrow en Londres y París (Charles de Gaulle), las tres primeras; y que son sólo el inicio de una vuelta al mundo, cuya próxima escala es Francfort. Porque, como explica Alberto Marcos, fundador y consejero delegado de Top30, "tendremos que construir una para cada aeropuerto que vaya a recibir al nuevo Airbus". Pero, ¿cuál es el objeto de estos simuladores del cuerpo y los interiores del avión? La necesidad surge de las colosales dimensiones y aforo de este ingenio de la aviación europea. Con capacidad para transportar entre 500 y 800 personas, el A-380 planteaba serios problemas de costes y de tiempo para efectuar las operaciones de embarque y desembarque de los pasajeros.

La respuesta al reto se encontró en la aplicación de dos pasarelas, funcionando al mismo tiempo y en alturas diferentes. Una solución viable pero que exigía propuestas técnicas y, sobre todo, formación del personal aeroportuario, para conseguir que el tiempo de embarque y desembarque de los pasajeros se mantenga dentro de los parámetros normales.

De las propuestas técnicas se encargó la empresa Thyssen Airpor Systems, líder mundial en fabricación de pasarelas, con sede en Mieres. Y es aquí donde entra a jugar Top30. Los directivos de la filial de Thyssen se dirigen a la hasta entonces empresa fabricante de rocódromos para escalada para plantearles la posibilidad de fabricar un trozo del A-380, a dimensiones reales, en fibra de vidrio, móvil y desmontable, para su traslado a las diferentes terminales de cada aeropuerto. Con ello se consigue que en lugar de tener que esperar a que aterrice la aeronave para comprobar que todo funciona correctamente los técnicos del aeropuerto puedan ir utilizando la maqueta para realizar ajustes y formación del personal.

La mayor dificultad

Los márgenes de tiempo y de error eran muy ajustados. No se permitían desviaciones del original superiores a 10 milímetros y el primer prototipo debía estar instalado en el aeropuerto internacional de Dubai en apenas un mes. Todo un desafío para Top30, habituada a trabajar la fibra de vidrio en la fabricación de sus paredes de escalada, pero sin experiencia en aviación comercial.

La mayor dificultad para esta pyme asturiana fue recabar toda la información necesaria sobre las características del A-380, que Airbus guarda en secreto y suministra sólo parcialmente y con cuentagotas. Para conseguirla, el departamento técnico de Top30 dedicó muchas horas a navegar por Internet y, al final, lo consiguió. En sus manos estaban ya la información, los planos y las imágenes del avión, a partir de los cuales se fabricó el modelo del avión en tres dimensiones y su despiece en papel. Cada maqueta tiene una altura de 10 metros, con una longitud del ala de 14 metros. La estructura de soporte es metálica y la fibra de vidrio se utiliza para los paneles de revestimiento. Cada réplica cuesta 100.000 euros y para su transporte son necesarios cinco tráileres de 12 metros.

El contrato para Airbus ha supuesto la consagración de esta pequeña empresa, que en sólo 12 años ha pasado de dos trabajadores a crear 60 empleos directos (aparte la red comercial) y a facturar en torno a cuatro millones de euros anuales, de los que el 50% son ingresos por exportación.

Además, la fabricación de rocódromos con fibra de vidrio ha derivado en una ampliación de actividades apoyadas en la versatilidad de este material, como escaleras para aeropuertos, y en la creación de una nueva filial, Climbat, dedicada a la gestión de gimnasios con salas de escalada en el centro de las ciudades.

La diversificación y la internacionalización propició también la descentralización de las actividades de Top30 que hoy se reparten por cuatro puntos geográficos de Europa y América Latina: la fábrica inicial en Avilés, la dirección de ventas nacionales en Barcelona, la dirección de ventas internacionales en Oslo (Noruega) y la dirección de diseño en Buenos Aires (Argentina). Esencial también en los proyectos de diversificación ha sido la entrada en el capital de Top30 de un consorcio liderado por Banesto y en el que participan Enypsa y Sepides. Una presencia que les abre ahora las puertas de la financiación y que los responsables de la empresa atribuyen a la gestión personal de Ana Patricia Botín.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_