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El debate nuclear

Las horas bajas de Shinzo Abe

A 10 días de su primera consulta popular, el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, se enfrenta a sus horas más bajas desde que fue elegido por el gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) en agosto pasado. Aunque de inmediato criticó a la empresa propietaria de la central nuclear de Kashiwazaki por no informar correctamente sobre las fugas, muchos liberales temen que el malestar por la magnitud del seísmo no haga más que agravar su crisis política. Crisis que podría acabar con el liderazgo de Abe si el PLD no logra revalidar su mayoría en el Senado en los comicios del próximo día 29.

Nadie espera que bajo la dirección de Abe el PLD consiga en las próximas elecciones los 66 escaños obtenidos por su predecesor, Junichiro Koizumi, en 2001, pero podría verse en serias dificultades si desciende por debajo de los 50. La Cámara alta tiene 247 escaños, electos por seis años, pero cada tres se renueva la mitad.

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Abe, de 53 años, que llegó al Gobierno con una popularidad en torno al 60%, vio en primavera desplomarse este porcentaje hasta situarse en el 32%. Fue justo antes de conocerse el suicidio del entonces ministro de Agricultura, Toshikatsu Matsuoka, en mayo, lo que acentuó el deterioro de su imagen. "El suicidio fue un duro golpe para el primer ministro, porque él lo nombró y él lo defendió en el Parlamento de las acusaciones de la oposición de corrupción y malversación de fondos públicos", dijeron miembros de la delegación que acompañó al ministro de Exteriores japonés, Taro Aso, en su visita oficial a España el pasado junio.

Contra Abe juega la tremenda popularidad de Koizumi, que revolucionó a la clase política y a la sociedad japonesa. Numerosos analistas señalan que roto el encantamiento de Koizumi, los japoneses exigen ahora a su jefe de Gobierno una considerable mejora de su política social, que hasta ahora no ha acometido. Además, son muchos los que temen que el empeño de Abe por que Japón se implique más en las operaciones internacionales de paz se traduzca en la muerte de soldados nipones en esas misiones. De ahí que, de momento, no se prevea el envío de tropas japonesas a Afganistán, pese a la voluntad expresa del primer ministro de estrechar la cooperación con la OTAN.

Acusado por la oposición de "débil" y por sus seguidores de "ambiguo", el suicidio no fue el primer escándalo de un Gobierno que, según los detractores de Abe, fue elegido a dedo por el primer ministro, más como pago a los apoyos recibidos para hacerse con el liderazgo del PLD que por la profesionalidad de los que iban a ocupar las carteras. A principios de año, en una semana dimitieron dos miembros del Gabinete. Uno, porque utilizó con su amante la casa subvencionada por el Estado para su uso propio; el otro, el ministro de Reformas Administrativas, por supuesta malversación de fondos públicos.

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Incluso el PLD, que ya ha adoptado en su programa la reforma constitucional que permitiría a Japón tener un Ejército regular como los demás países del mundo, se siente incómodo ante las aparentes dudas de un líder que antes siempre defendió que "Japón necesita librarse del sentimiento de vergüenza" de sus conquistas y de su derrota.

Shinzo Abe.
Shinzo Abe.

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