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El Senado debate durante toda la noche para forzar un calendario de retirada

Antonio Caño

El liderazgo demócrata del Senado tenía previsto mantener sesión abierta durante toda la pasada noche en un intento desesperado y un tanto teatral de forzar una votación para establecer un calendario de retirada de Irak. "Vamos a trabajar hoy, vamos a trabajar esta noche y vamos a trabajar mañana. Vamos a seguir trabajando hasta que consigamos un voto sobre esta enmienda", declaró el líder del grupo demócrata en la Cámara alta, Harry Reid. "Los republicanos tendrán que responder por su negativa a votar sobre el asunto más importante al que hoy se enfrenta nuestro país", añadió Reid.

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Los republicanos, muchos de los cuales tienen que someterse a elección el año que viene, se están amparando en un complejo proceso de toma de decisiones en el Senado para evitar tener siquiera que pronunciarse sobre la propuesta de un calendario de retirada. Los demócratas, al contrario, intentan que sus rivales se vean obligados a levantar su mano y decir no a una iniciativa para poner fin a una guerra tan impopular.

Aunque muchos senadores republicanos han pedido a la Casa Blanca un cambio de estrategia en Irak, son sólo tres los que hasta ahora han prometido votar contra el presidente, que ha pedido al Senado que espere hasta mitad de septiembre para tomar una decisión.

Estrategia republicana

La estrategia republicana ha sido, por tanto, la de impedir que se vote. Estrategia que hace posible la normativa del Congreso. Según esas normas, una enmienda como la que los demócratas pretenden introducir a la ley de presupuestos del Pentágono puede ser aprobada por mayoría simple. Los demócratas pueden contar con votos suficientes para eso. Ahora bien, los republicanos pueden acogerse a un procedimiento llamado filibusterismo que les permite mantener de forma indefinida la discusión de la propuesta sin sacarla jamás a votación. Para que una propuesta que es objeto de filibusterismo pueda ser obligatoriamente votada requiere de 60 votos del Senado, cifra que no parecen tener actualmente los demócratas.

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Al mantener el Senado en sesión permanente, Harry Reid quiere, al menos, dejar en evidencia ante los ciudadanos, ya bastante escépticos con la actuación de los demócratas, quiénes son los que están impidiendo que se apruebe un calendario de retirada.

Conviene recordar que, aún superando todos esos obstáculos, que hoy se antojan insalvables, los demócratas necesitarían las dos terceras partes de una cámara de 100 escaños para impedir que el presidente pudiera vetar la ley eventualmente aprobada.

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