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Reportaje:

Corbacho y Cruz se ponen serios

Los realizadores abordan el 'bullying' y los miedos de adultos en 'Cobardes', su segundo largometraje

"Nuestra primera película fue calificada como agridulce. Creo que ésta será solamente agri". Así de tajante se muestra el actor y director José Corbacho con respecto a su segundo filme, Cobardes, que estos días rueda a cuatro manos con Juan Cruz en L'Hospitalet de Llobregat. Tras su exitoso debut con Tapas la pareja repite escenario, pero cambia de género para contar una historia de bullying que se extiende, como una onda expansiva, por los terrores de los adultos. Todos los personajes de esta película tienen miedo: a perder el trabajo, a que la familia se les escape de las manos o a no estar a la altura de las circunstancias. Y a los directores, que son también los guionistas, se les ha oscurecido el tono al hablar de ellos.

Elvira Mínguez (que ya aparecía en Tapas), Antonio de la Torre, Lluís Homar, Paz Padilla y los adolescentes Javier Bódalo, Eduardo Espinilla, Eduardo Garé y Ariadna Gaya protagonizan la película. Elegir a los niños no fue sencillo, y exigió hacer numerosas audiciones por diversas ciudades españolas hasta encontrar aquellos que fueran capaces "de mostrar verdad", como resume Cruz. Para los personajes adultos tenían muy claro el reparto. Y aunque de entrada pueda resultar curioso ver a Padilla en un personaje dramático, así como imaginarla de esposa de Lluís Homar, los directores tenían muy claro que podía encajar en un nuevo registro.

Cobardes nació a partir de un encargo de la productora Filmax. "Nos propusieron hacer algo sobre el acoso escolar, y al final acabamos escribiendo una historia sobre miedos de todo tipo: grandes, pequeños, reales y artificiales", señalan los directores. En los personajes confluye "mucha incomunicación, mucha soledad". De cualquier modo, dejan claro que no quieren "moralizar ni sentar cátedra" desde la pantalla. Y aunque se han documentado mucho para la película con la ayuda de psicólogos y otros especialistas en la materia, han huido de la recreación de historias reales.

Una vieja fábrica textil reconvertida en instituto de enseñanza secundaria acoge buena parte de las escenas del filme, como un microcosmos de toda la sociedad. En la vida real, la hermana de Corbacho trabaja en el centro. Ella protagoniza uno de los muchos cameos anónimos que salpican la película. Cuñados, amigos y parientes diversos de los realizadores irán desfilando por la pantalla (si es que sus tomas llegan al montaje final. En Tapas se cortaron los planos donde aparecían las madres de Corbacho y Cruz).

Los dos directores, que como resume muy bien Mínguez "están muy orgullosos de ser de L'Hospitalet y hacen patria de ello", vuelven a disfrutar de la comodidad de rodar en casa. Aquí, aseguran, reciben todas las facilidades para desempeñar su trabajo. Aunque en esta ocasión utilizan el municipio "como un plató" porque los escenarios escogidos "bien podrían ser Sevilla o Hong Kong", según explica Corbacho. En cualquier caso, su amor por L'Hospitalet se plasma en el nombre escogido para la empresa que han creado a medias: Hospiwood, que junto a El Terrat ejerce de productora asociada en la cinta.

Los realizadores esperan que su nuevo filme llegue a las pantallas en febrero o marzo del año próximo. Como ya hicieran en su anterior película, ruedan en verano. Lo harán en paralelo a Woody Allen, pero con menos medios (si el presupuesto de la cinta del neoyorquino ronda los 20 millones de euros, ellos aseguran alcanzar apenas el 10% de esa suma) y más tranquilidad. "A la hora de hacerse la foto con él, la gente de Barcelona ha demostrado que es muy paleta. Aquí todo el mundo le habría dejado en paz" aventuran.

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