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Un estudio calcula el valor social del marjal de Pego-Oliva en 63,8 millones

La investigación busca transmitir a la sociedad los beneficios de un ecosistema protegido

Sara Velert

Un estudio elaborado con métodos científicos por el Departamento de Economía y Ciencias Sociales de la Universidad Politécnica de Valencia ha valorado el parque natural del Marjal de Pego-Oliva en más de 60 millones de euros. Con 1.200 hectáreas de superficie, además de las cosechas de arroz y de los beneficios que produce la ganadería en el humedal, el informe estima la recarga de acuíferos, el control de las inundaciones, el turismo rural y hasta los usos futuros científicos, energéticos o educativos, a los que ahora no se saca partido económico.

"Si no existira el marjal, se necesitaría una fuerte inversión para el abastecimiento"

El marjal de Pego-Oliva no está en venta, pero se le puede poner precio. No es barato. Vale entre un mínimo de 61,3 y un máximo de 63,8 millones de euros. Las cifras no surgen de una tasación al uso, con mediciones y escrituras de por medio, sino de un método científico de valoración de activos medioambientales en el que trabaja el Departamento de Economía y Ciencias Sociales de la Universidad Politécnica de Valencia. Las cosechas de arroz tienen un coste y una ganancia, la actividad ganadera también. Pero estos no son los únicos beneficios que arroja la contabilidad del parque natural, que ocupa 1.200 hectáreas. La recarga de acuíferos, el control de inundaciones, la retención de nutrientes y el patrimonio natural y cultural añaden un valor al paraje que dispara su cotización.

La aportación social del humedal traducida en euros surge de la idea "de hacer ver de una manera más práctica y directa el valor que tiene el marjal para la sociedad", explica Jorge Martín, ingeniero agrónomo que acaba de terminar sus estudios con este trabajo sobre el humedal, dirigido por los doctores Jerónimo Aznar y Vicente Estruch. La azarosa historia reciente del marjal de Pego-Oliva demuestra la dificultad de transmitir a la sociedad los beneficios de un ecosistema protegido y sometido a limitaciones en su uso para garantizar la conservación de su equilibrio medioambiental. El intento de destruirlo con quemas de vegetación, la rebaja del nivel del agua, diques y caminos le ha costado el ingreso en prisión al ex alcalde de Pego, Carlos Pascual, cuya actuación delictiva es un paradigma del desprecio a un bien social y de la ignorancia de sus beneficios. "Estamos en una sociedad de mercado, en donde todo se mueve y se compara con el dinero", constata Martín en su estudio, "y al carecer de este denominador común, los bienes y servicios de los humedales no son valorados en su justa medida, la gente no es consciente de su verdadero valor e importancia". Para favorecer esa conciencia de la necesidad de conservar el humedal, Martín ha echado cuentas del valor social del espacio natural a través de encuestas a un grupo de 24 expertos "cuidadosamente seleccionados" que incluye agricultores, políticos, ecologistas, biólogos, técnicos de varias consejerías, organizaciones agrarias e ingenieros, entre otros profesionales. Las encuestas establecen una serie de valores, comenzando por el de los usos directos, que son los relacionados con la agricultura y ganadería, cuya aportación económica es calculable. Los siguientes se centran en bienes intangibles de difícil cuantificación, como los valores de uso indirecto, que se refieren a la recarga de acuíferos, el efecto depurador del marjal o las actividades de turismo rural; los valores de opción, centrados en posibles usos futuros científicos, energéticos o educativos a los que ahora no se saca partido económico; los valores de existencia, que ponen precio al paisaje, la biodiversidad y la cultura, y los valores de futuro, ligados a la herencia del humedal para futuras generaciones.

A los encuestados se les pidió que escogieran entre dos valores el más importante -por ejemplo entre la recarga y el efecto depurador, o entre la opción de futuro y la existencia del marjal- y lo puntuaran del uno al nueve. Con las comparaciones pareadas se obtuvo una matriz de los valores dados por cada experto y se calculó un indicador de la importancia relativa que dieron a cada una de las variables escogidas. Después se cifró el beneficio económico más fiable a efectos del mercado, que es el agrícola, y se aplicó proporcionalmente al resto de valores. Una fórmula matemática que arroja resultados sorprendentes, porque "más del 91% del valor social del marjal" viene dado por beneficios "que no detecta el mercado y que son pocas veces apreciados por la sociedad", explica el estudio. Así, la ganancia agrícola alcanza los 5,4 millones de euros, mientras que los valores de uso indirecto ligados al sistema hídrico del marjal ascienden a más del triple, con 18,5 millones de euros, y el hecho de que exista se tasa en poco menos, con 17,5 millones.

Ante este resultado, Jorge Martín analizó más detalladamente las variables del provecho de los bienes indirectos del marjal, y llegó a la conclusión que la recarga y descarga de acuíferos es el que más cotiza entre los expertos, con 12 millones -sobre el total de 61,3 a 63,8 que vale el parque natural-. La contribución de este flujo natural es evidente, porque evita que el acuífero se salinice en exceso por la cercanía del mar, como ocurre en Dénia, y se pueda obtener agua potable para la zona. "Si no existiera el marjal, se necesitaría una fuerte inversión para el abastecimiento" de las poblaciones cercanas, destaca el ingeniero agrónomo. Un argumento, entre muchos otros, para proteger el marjal de la presión urbanística y apreciar el bienestar que proporciona a la sociedad.

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Beneficio del arroz

El método usado en este trabajo es antiguo, pero su aplicación a los bienes intangibles del medio ambiente es reciente y novedosa.

La Politécnica lleva dos años "depurándolo", explica Estruch, que enfatiza la aportación de Jerónimo Aznar en la adaptación de un modelo de evaluación económica que ha permitido también calcular el valor del Delta del Ebro y del marjal del Moro. La tasación económica de los beneficios medioambientales ajenos a las reglas del mercado no sólo puede ser valiosa para concienciar a la sociedad, sino que es importante "a la hora de tomar decisiones", apunta Estruch. "La Administración tiene que conocer ese dato a la hora de invertir en la conservación" del parque.

Además, conocer el valor de un humedal también ayuda a justificar las subvenciones al cultivo del arroz, porque "no es lo mismo traerlo de Tailandia que plantarlo en Pego-Oliva, donde permite mantener el ecosistema". Un hecho "que es clave en el caso de L'Albufera", cuya valoración por el mismo método también se ha elaborado bajo la dirección del departamento y será presentada en julio.

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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