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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La ley de Boston

Después de haber sido emitida por la Fox y publicada en DVD, la serie Boston Legal llegó al espacio abierto a través de Antena 3. A primera vista parece otra serie más de abogados, con la consabida alternancia entre las peripecias sentimentales de los letrados de un prestigioso bufete y una antología de casos lo bastante actuales para crear la identificación con la audiencia. Si superan esa impresión inicial, sin embargo, descubrirán que Boston Legal tiene momentos algo ridículos junto a otros realmente memorables y que va de menos a más. Esta asimetría forma parte de su encanto, basado en personajes sólidos y un tono más corrosivo de lo que suele ser habitual en el género. Además de la reafirmación de la actriz Lake Bell como ejemplo de fotogenia total, los tres pilares de este extraño invento son el mítico William Shatner (Star Trek) y los no menos míticos James Spader (Sexo, mentiras y cintas de vídeo) y Candice Bergen (Murphy Brown). Interpretan, respectivamente, a un ex rey de los tribunales decadente y pirado, a un venenoso letrado con principios pero sin escrúpulos y a una brillante abogada muy crítica con el Gobierno Bush.

Puede que la serie no pase a la historia (pese a ser un invento del todopoderoso David. E. Kelley), pero tiene el aliciente de ofrecer cosas distintas a las que suele encontrar el espectador en formatos semejantes. Por ejemplo: en uno de los próximos capítulos podrán disfrutar de una preciosa versión, interpretada por Louis Armstrong, del famoso Adiós, muchachos, de una demanda contra el Gobierno de EE UU por genocidio en Sudán y verán cómo el personaje de James Spader, en uno de sus momentos más lúcidos y menos desnatados, define así su profesión: "Éste es un mal negocio. Es un trabajo muy sucio, salvaje y rastrero. Te aseguro que no me produce ningún placer. Simplemente se me da bien". Este tipo de diálogos, rematados con los sarcásticos encuentros entre Spader y Shatner al final de los capítulos, son, con diferencia, lo mejor de una serie más interesante de lo que parece a primera vista.

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