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VESTIDOS DE LUCES

Dámaso Gómez, torero de culto

Dámaso Gómez es torero de culto. Ídolo de dos aficiones tan singulares como la de Madrid y la de Barcelona. En el Monumental coso de la Avenida de les Corts de Catalunya, tomó la alternativa en 1953 de manos de Domingo Ortega, otro mito.

El torero de Chamberí, el castizo barrio madrileño, tardó mucho tiempo en tener el reconocimiento de sus paisanos. Fue en 1966 y con toros de Miura. En los años setenta, su poderío ante los siempre peligrosos toros de Lora del Río lo consagró en Las Ventas.

Dámaso Gómez, afincado en Salamanca, donde es una pura leyenda por su extraordinaria forma de tentar, de torear a campo abierto. Se cuentan de él tantas historias, que de pura verdad parecen mentira.

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Dámaso, torero largo y completo. Una serie de verónicas en Las Ventas, una tarde otoñal, quedó grabada para siempre en la mente de los más viejos aficionados. Sus pares de banderillas por los adentros, encerrado en tablas, a lo Sánchez-Mejías, el torero de García Lorca, son páginas de la historia taurómaca.

El toreo al natural de Dámaso Gómez, sencillamente, eso: natural. Su última tarde en Madrid, con el pelo blanco como el de su maestro Ortega, fue un compendio de una tauromaquia única.

Torero de culto. Torero de sabios de Salamanca, Madrid y Barcelona.

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