_
_
_
_
_
CÁDIZ | La situación tras las elecciones

Deseos cruzados en Puerto Real

"Puerto Real ha pedido cambio y yo estoy dispuesta a dárselo". Las intenciones de la candidata socialista a la alcaldía de Puerto Real, Ana Mosquera, se han encontrado de bruces con las directrices regionales de su propio partido. El PSOE tendrá que sacrificar la posibilidad de retirar de la alcaldía a un histórico de IU como es José Antonio Barroso para garantizarse el apoyo de la formación izquierdista en la Diputación gaditana. Barroso ya lo ha dejado claro. "Si yo no soy alcalde, el PSOE no gobernará en la Diputación". Mosquera, que tiene un posible pacto con el PA en las manos, tendrá que comerse el sapo de la disciplina de partido.

Mosquera lo intentó hasta el final, pero no lo consiguió. Aunque mejoró un 4% en respaldo e incrementó un concejal no consiguió su aspiración de ser la lista más votada. IU obtuvo ocho ediles (dos menos que en 2003); el PSOE, siete; el PA, cuatro; el PP, uno; y otro Los Verdes. El día después de las elecciones la candidata socialista anunciaba la hora del cambio en Puerto Real. Durante los últimos cuatro años el enfrentamiento con IU ha ido a mayores. Los socialistas han basado su labor de oposición en denunciar la intransigencia del gobierno de Barroso, su incapacidad para el diálogo, la falta de transparencia, las dificultades para acceder a información pública, el oscurantismo de algunas concesiones. El PSOE denunció también en este último mandato la labor inmobiliaria del hermano del alcalde, Francisco Javier Barroso, cuyas empresas tienen 96 propiedades en el municipio. Además la Junta alertó de que la casa del hermano del alcalde se construyó en suelo para usos educativos. El caso llegó a los juzgados aunque la causa fue, en principio, archivada. Esta denuncia escoció especialmente a Barroso, quien aseguró haber sido "víctima de una liquidación moral y política" contra él.

La campaña también ha sido tensa. El PSOE llegó a acusar directamente al "entorno de IU" de los sabotajes y destrozos sufridos en sus carteles electorales y también en la propia fachada de la sede socialista, que apareció pintada de negro. En otras paredes se escribieron mensajes contra Ana Mosquera. IU devolvió la denuncia con una amenaza de acudir a los juzgados por estas acusaciones que consideraban "infundadas".

Mosquera se ha agarrado a la mejora de sus resultados y a la bajada de IU para asegurar que Puerto Real quiere cambio. Aunque han tenido que ser dirigentes de su propio partido los que le hayan recordado que si esa petición de cambio fuera real, ella habría liderado la lista más votada. Algo que el 27 de mayo no le dio.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_