_
_
_
_
_

La Tribu y los Soldados nacionalistas

Irlanda no mira ni a la derecha ni a la izquierda: básicamente siempre se ha mirado al ombligo. El nacionalismo irlandés, que ha vivido una guerra de independencia y una guerra civil, ha dominado durante años la política.

Las cosas empezaron a cambiar a medida que el país se sumergía en el camino de la riqueza. Pero los matices en torno al nacionalismo -siempre delicados y no siempre perceptibles para el forastero- han perdido mucho de su sentido con el proceso de paz que ha vivido Irlanda del Norte.

Los Gobiernos de Irlanda han estado sobre todo dominados por el Fianna Fáil, literalmente el partido de los Soldados de Irlanda y coloquialmente el partido republicano, heredero de Eamon de Valera y opuesto a la cesión al Reino Unido de seis de los nueve condados del Ulster, la actual Irlanda del Norte. La alternancia la ha representado el Fine Gael, el partido nacionalista de la Tribu de los Irlandeses, que pactó con Londres la partición de la isla para acceder a la independencia, provocando una guerra civil.

Eso empezó a cambiar radicalmente con la firma de los acuerdos de paz de Viernes Santo de 1998, en virtud de los cuales los irlandeses aprobaron en referéndum una enmienda de su Constitución por la que renunciaban a la reclamación territorial del norte de la isla y aceptaban que la reunificación sólo podía llevarse a cabo con la aceptación de la población de ambos lados de la frontera.

Aunque las definiciones ideológicas apenas son perceptibles en Irlanda, se da la paradoja de que el partido Fine Gael, adscrito más bien al centro derecha y a la democracia cristiana, está tradicionalmente aliado con el Partido Laborista.

Y, paradójicamente también, el Fianna Fáil, partido al que algunos analistas adscriben al centro izquierda, gobierna en coalición con un partido de derecha puro, los Progresistas Demócratas, que hacen campaña con el lema "No a un Gobierno de izquierdas".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

"La división entre izquierda y derecha es algo que está desapareciendo en un mundo globalizado. No hay más que mirar a Tony Blair, que ha sido un primer ministro tory con el Partido Laborista", explica Richard Bruton, número dos del Fine Gael.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_