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Sarkozy vuelve a París para apagar la polémica de su descanso en un yate de lujo

El presidente electo francés disfrutaba de unas vacaciones en Malta pagadas por un empresario

Todavía no ha tomado posesión y ya se le amontonan los problemas. El presidente electo de Francia, Nicolas Sarkozy, daba por finalizadas ayer sus cortas y polémicas vacaciones en aguas de Malta, a bordo del yate de su amigo multimillonario Vincent Bolloré, y regresaba a París, donde los estudiantes votaban la primera huelga contra sus reformas. En su ausencia, los ministros de Finanzas de la Unión Europea (UE), encabezados por Alemania, le advertían a través del Financial Times de que la independencia del Banco Central Europeo (BCE) y su misión de controlar la inflación son intocables.

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Paralelamente, el todavía presidente, Jacques Chirac, presidía su último Consejo de Ministros en el Elíseo.

La primera polémica del Sarkozy electo amenaza con marcar su mandato. La secuencia, que arranca el pasado lunes a media mañana cuando Sarkozy, su esposa, Cecilia, y sus hijos salen del hotel Fouquet, contiguo al restaurante de lujo del mismo nombre de la avenida de los Campos Elíseos, en París, se dirigen al aeropuerto para embarcar en el Falcon de Bolloré con destino desconocido, y reaparecen a última hora de la tarde frente a las costas de Malta a bordo del Paloma, un yate de 60 metros de eslora, ha sido un inesperado regalo para las derrotadas huestes de la izquierda.

La portada de Libération, con el titular Boat people sobre la foto de la popa del Paloma, resume perfectamente la reacción de los medios de comunicación y de muchos de los que no votaron por Sarkozy el domingo pasado. Desde el Partido Socialista (PS) se denunciaba "la ostentación", las "vacaciones de multimillonario", la "arrogancia", el "insulto", el "ocio patrocinado" de quien durante toda su campaña se dirigió a las clases trabajadoras y a la Francia "que se levanta temprano".

La polémica no tardó en llegar a los oídos de Sarkozy, que reaccionó asegurando que no ve "ninguna polémica"; que no piensa "ocultarse, mentir o excusarse" y que su viaje no ha costado "ni un céntimo" a los contribuyentes. Se dejó filmar por una cámara de France 2 en el muelle de La Valetta y en una entrevista radiofónica explicó que había decidido aprovechar los días que faltan para su toma de posesión para dedicarlos a su familia. "Después de lo que ha soportado mi familia, debía estar con ellos de la manera más tranquila posible", dijo. "Esperaba que iba a estar más tranquilo, pero ya he visto aviones y helicópteros", añadió en referencia a los fotógrafos que intentaban obtener imágenes.

La familia Bolloré es una de las más antiguas fortunas francesas. Vincent Bolloré salió ayer al paso de la polémica declarándose "honrado" de haber recibido en sus propiedades a los Sarkozy y recordó que se trata de una tradición familiar; tras la liberación, explicó, cuando el socialista y presidente del Frente Popular Léon Blum salió de la prisión en la que le había encerrado el régimen colaboracionista de Vichy, descansó varias semanas en una de sus fincas, y también alojó a Mohamed V antes de ser rey de Marruecos, cuando regresó del exilio de Madagascar.

Hace 20 años que Bolloré le invita a su yate y que él rechaza la invitación, explicó el presidente electo. Bolloré, señaló para despejar sospechas, "es un gran industrial francés que nunca ha trabajado para el Estado". "Deseo que la economía francesa tenga muchos Vincent Bolloré, Martin Bouygues, Bernard Arnault, François Pinault", añadió, "hombres capaces de invertir para crear empleos".

Bolloré ciertamente no figura

en el CAC40 (el equivalente del Ibex 35 en la Bolsa de París), pero Bouygues, Arnault y Pinault, sí. Y Bolloré tiene un importante paquete de acciones en TF1, la principal cadena de televisión de Francia, que controla Bouygues, amigo íntimo de Sarkozy. Porque, más allá de este incidente -una tempestad en un vaso de agua-, asoma lo que muchos comentaristas ya calificaban ayer como "la americanización" de la vida política francesa; esto es: la abierta connivencia entre el poder político y los grandes actores económicos. Y en este sentido, las vacaciones maltesas de Sarkozy se convierten en munición de alto calibre para quienes pretenden impedir que controle el Parlamento en las legislativas del mes que viene.

Los actos violentos en reacción al triunfo de Sarkozy han sido más numerosos que lo que en un principio las autoridades habían admitido. El ministro del Interior, François Baroin, reconoció ayer que en la noche del martes al miércoles todavía ardieron 200 vehículos y se produjeron 80 detenciones. La noche electoral, el número de coches incendiados superó los 700 y hubo 592 detenciones.

Nicolas Sarkozy.
Nicolas Sarkozy.
Un manifestante contrario a Nicolas Sarkozy es detenido por la policía en los disturbios del martes en París.
Un manifestante contrario a Nicolas Sarkozy es detenido por la policía en los disturbios del martes en París.EFE

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