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Reportaje:Relevo en el supervisor de los mercados

Conthe y el ruido del 'caso FG'

El ex presidente de la CNMV desentierra de nuevo el 'caso FG' para denunciar presiones del Gobierno al organismo supervisor

"Macbeth acaso exageró cuando describió la vida como un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia. Pero quién negará que el mundo es complicado y que a veces funciona al revés". Así empieza El mundo al revés, el libro que Manuel Conthe escribió hace ya ocho años sobre las tácticas y estrategias que mueven "las finanzas, la política internacional o nuestras propias decisiones", según el propio autor. Conthe descargó ayer todo ese ruido y toda esa furia sobre el vicepresidente de la CNMV, Carlos Arenillas, y sus relaciones con el Gobierno. El objetivo: demostrar que Arenillas actúa como correa de transmisión del Ejecutivo y que, por tanto, debe dimitir. La estrategia: descubrir nuevos detalles sobre las supuestas presiones gubernamentales encaminadas a que la CNMV investigara la venta del grupo FG, entonces propiedad del actual presidente del BBVA, Francisco González, en 1996.

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El banco de inversión estadounidense Merrill Lynch cerró en febrero de aquel año la compra de la sociedad FG Valores por 29,7 millones de euros a los accionistas encabezados por Francisco González y varias cajas. Poco trascendió entonces, más allá de los detalles habituales acerca de la complicada arquitectura financiera de la operación. Sólo tres meses después, el PP nombró a González presidente de Argentaria, lo que posteriormente -tras la fusión con el BBV, en 1999- le llevó a la presidencia del BBVA.

Durante años apenas volvió a saberse nada de la adquisición de FG por parte de Merrill Lynch, a pesar de que el banco estadounidense denunció ante la CNMV en julio de 1996 un "esquema de ocultación contable" con documentos aportados por uno de los empleados de FG y con una auditoría de Garrigues. Ante las dudas acerca de la contabilidad interna de FG, Merrill optó por quedarse sólo con la cartera de clientes y los equipos informáticos, y no con la sociedad entera con sus acciones. González puso el caso en manos del abogado Juan Fernández-Armesto, que meses después, en octubre, se convertiría en presidente de la CNMV. Salió airoso. Nada más.

Nada más hasta el lunes 18 de enero de 2005. Ese día, la cadena SER informó de que la CNMV estaba estudiando la venta de FG Inversiones. Documentos de Merrill Lynch describían una operación financiera que permitió ocultar un descubierto contable de 4,8 millones de euros. Las cuentas no cuadraban. En las horas siguientes al inicio de la investigación, fuentes cercanas a Francisco González reconocieron que existió ese "desfase contable temporal", pero que FG "no tuvo conocimiento del mismo". En efecto, la operación fue asumida por dos directivos de FG, que afirmaron que el presidente no la conocía. La CNMV abrió una investigación que el PP interpretó como un ataque en toda regla para descabalgar a González de la presidencia del BBVA.

Conthe desveló ayer varios detalles importantes de aquellos días. Según sus declaraciones, el vicepresidente del supervisor bursátil, Carlos Arenillas, recibió instrucciones y actuó como "correa de transmisión" de la Oficina Económica de la Moncloa, dirigida entonces por Miguel Sebastián, el candidato del PSOE a la alcaldía de Madrid. Siempre según Conthe, Arenillas acudió "con el coche oficial del Gobierno" a Moncloa el sábado 17 de enero de 2005. Después convocó a Conthe en su casa y le entregó un dossier "que procedía directamente de la Oficina Económica" y que "tenía también un periodista de la cadena SER".

"Aprecio personalmente a Arenillas, pero cuando [el pasado viernes] leí que jamás recibió instrucciones del Gobierno me dije: este hombre tiene mala memoria", explicó para justificar por qué proporciona ahora más detalles de las relaciones entre el vicepresidente de la CNMV y la Oficina Económica del Gobierno.

El 22 de enero de 2005, tras sólo tres días de análisis, la CNMV dio carpetazo a la investigación sobre la compra de FG. El organismo supervisor llegó entonces a la conclusión de que era "prácticamente imposible" esclarecer las supuestas irregularidades contables denunciadas, tras los más de nueve años transcurridos. El organismo adoptó esa decisión tras no hallar "indicio racional" acerca de la posibilidad de que algún técnico, directivo o miembro del consejo "actuara de forma maliciosa y consciente" para encubrir irregularidades.

La Fiscalía Anticorrupción tardó unos meses más, pero finalmente también archivó el caso, en julio de 2005. Descartó así "responsabilidades criminales" en la operación, pese a que reconoció que existieron "manipulaciones contables". "No se produjo perjuicio alguno a los clientes, a pesar de lo abultado del agujero en términos relativos, y no hubo riesgo de insolvencia", según el fiscal, quien afirmó que una eventual responsabilidad de la CNMV derivada de la pérdida de documentos "habría prescrito".

La investigación llegó a tener elementos cercanos al vodevil: Anticorrupción solicitó los soportes documentales de una auditoría sobre el grupo FG un día antes del incendio del edificio Windsor de Madrid, que se quemaron en el siniestro. Ayer, Conthe decidió desenterrar la historia para justificar de nuevo su dimisión por las presiones de Moncloa a la CNMV, que se produjeron también, a su juicio, en la puja por Endesa. "Cuando aparece una cucaracha, es previsible que haya más", teorizó.

En El mundo al revés, Conthe -gran aficionado a las paradojas, según su propia confesión- ofrece múltiples ejemplos de conflictos relacionados con la política económica. Alguno de ellos con ciertas similitudes con los de Endesa o FG. Ayer, a su salida de la CNMV, el ya ex presidente recibió dos regalos de despedida de manos de los trabajadores del organismo: un reloj de pulsera y el libro Cómo cambiar el mundo, de David Bornstein. Un texto "sobre personas que resuelven problemas sociales a gran escala", según el propio Bornstein.

Matías Rodríguez Inciarte, José Pérez, José Ignacio Goirigolzarri, José María Pérez Tremps y Rafael del Pino, durante el acto de ayer.
Matías Rodríguez Inciarte, José Pérez, José Ignacio Goirigolzarri, José María Pérez Tremps y Rafael del Pino, durante el acto de ayer.BERNARDO PÉREZ

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