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Columna
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Ségolène y Sarkozy en Canal 9

El debate en televisión entre la candidata socialista a la presidencia de la república francesa, Ségolène Royal, y el conservador Nicolás Sarkozy resultó a ojos de muchos españoles un ejercicio interno de envidia saludable. Por fin quedó claro que la política existe como actividad inteligente y no el espectáculo freudiano que vemos aquí todos los días. ¿Sería posible un debate entre un Sarkozy y una Royal en Canal 9? Imposible.

En España la televisión está sacralizada y los debates en televisión acartonados por las formas que exigen los partidos para que se sienten sus líderes a discutir a base de monólogos. Como, además, está el despropósito litúrgico de la televisión pública, (¿habrá que montar un internet público?), pues resulta imposible ese debate Royal-Sarkozy en Canal 9. Los intermediarios de cada partido medirían los tiempos, el flequillo de Pla y la corbata de Camps. Aburren a fuerza de no equivocarse.

Pero luego está el nivel del debate. Dice Daniel Innerarity en la revista Claves de marzo que el gobierno de los signos se ha convertido en el más importante desafío político. Pero si Camps o Pla tuvieran que montarse un debate como el francés estarían todo el rato haciendo signos sin entrar en la razón de lo que se plantea. Pero no es cosa de ellos. Como dice el mismo Innerarity el saber de una organización no está en la cabeza de sus dirigentes, sino en los sistemas de reglas, cultura de la organización, procedimientos, rutinas, etcétera. Y las organizaciones políticas y cívicas valencianas actuales temen al futuro determinante. Mejor los signos que la política. ¡Qué miedo da esta palabra!

Aquí el debate sería así: Yo rebajo el IRPF, diría uno. Pues yo quitaría dos subsecretarios, añadiría el otro. Pues tú tienes un lío con los zaplanistas, atacarían por la izquierda. Pues tú tienes un combate a muerte con el ministro Sevilla, le contestaría Camps. Y tú no quieres decir que serás muy de izquierdas con el tripartido a cuestas, le soltaría Camps al candidato del PSOE. Y tú no quieres reconocer que eres de derechas, le diría un Pla que tiene pánico a decir que es socialista. ¿Fue éste el debate entre Ségolène y Sarkozy?

La candidata francesa dejó muy claro que su alternativa es francesa y socialista hasta para tolerar la entrada de Turquía en la Unión Europea. Y el candidato de la derecha dejó muy claro que es de derechas al negarse a ello porque Francia perdería el control de una Europa con tanto adherido. Francia por encima de todo, hasta en las centrales nucleares.

Aquí los dos candidatos rivalizarían para anunciar miles de millones de viviendas protección oficial, sin tener en cuenta el efecto pobreza que el abuso de la fórmula tendrá sobre los activos patrimoniales de las familias con casa hipotecada. Pero jugamos con signos, no con política. Estoy seguro que ni Eugenio Burriel (el azote socialista contra el urbanismo) ni González Pons (el del urbanismo sandía fashion) han estudiado el efecto perverso que tuvo sobre el precio de oficinas y viviendas de la City la demagogia de crear un cinturón verde alrededor de Londres. ¿Cuál será el precio de mantener la huerta de forma artificial en el cinturón urbano de Valencia?

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El debate sería imposible porque, además, los contendientes no aceptarían el posicionamiento político. Ya no solo de ideas, sino de valores, que es la batalla decisiva en España. Aquí discutimos sobre el número de escuelas que hace o deja de hacer Alejandro Font de Mora. No de lo que enseñan en esas escuelas. Como dicen los neocon, el poder se ha convertido en un fin en si mismo y no en un instrumento para mejorar la sociedad. Hasta en el PSOE han olvidado ese postulado que reconocían Marx y Pascual Maragall. La izquierda se ha quedado sin alternativa política. ¿Cómo podría existir un debate como el francés en Canal 9? Imposible. Como mucho yo pondría a uno de izquierdas confeso como Pepe Catalunya a debatir con el neocon más reconocido del PP que es Rafael Blasco. Eso si que tendría miga.

www.jesusmontesinos.es

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