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Análisis:ECONOMÍA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Capital riesgo: nuevos actores globales

Joaquín Estefanía

HACE YA CASI UN LUSTRO que el semanario The Economist las denominó los reyes del capitalismo, y entonces su presencia no era tan espectacular como en los últimos tiempos. Son las entidades de capital riesgo (private equity), que junto con los fondos de alto riesgo (hedge fund) -con los que a veces se confunden- son los nuevos actores principales de la economía global, desplazando a las instituciones más tradicionales del sector financiero en el protagonismo de las adquisiciones de empresas. La diferencia con otros momentos es que ahora el capital riesgo compra más empresas y de mayor volumen, y que para ello han aumentado espectacularmente los niveles de endeudamiento.

En general, una sociedad de capital riesgo pone en su punto de mira a empresas con altos flujos de caja y bajos niveles de endeudamiento, las compra, las excluye de las bolsas de valores (con lo que las oculta de las autoridades supervisoras y reguladoras), y al cabo de un tiempo, una vez eliminada su grasa (reducciones de costes y de plantillas) y sustituidos los gestores tradicionales por otros más agresivos, las saca a la venta con su mismo perfil o troceadas obteniendo enormes beneficios. Empresas como Parques Reunidos, Caprabo o, últimamente, Altadis e Iberia han sido objeto de tentación por parte de private equity tan significativos como Texas Pacific Group, Carlyle, Blackstone o Kohlberg Kravis Robert...

Ante su importancia creciente, los organismos internacionales estudian las posibilidades de regulación de las entidades de capital riesgo y de los fondos de alto riesgo

Algunos analistas interpretan el papel del capital riesgo como otra modalidad de privatización de la economía. Ahora no se trata de la venta del patrimonio del Estado, sino de sacar a una empresa de la exposición pública (de la vigilancia de los supervisores de los mercados de valores) para hacerla más eficaz en el corto plazo, apretando todas las tuercas (sin las limitaciones, por ejemplo, del buen gobierno corporativo).

La inquietud por la falta de regulación del private equity

ha llegado a los organismos internacionales. La pasada semana, en la presentación del Informe de estabilidad financiera global, el Fondo Monetario Internacional identificaba entre los riesgos del sistema el incremento de las compras apalancadas (mediante endeudamiento) por parte de los grupos de capital riesgo, que se han multiplicado por diez en el último lustro. Allí se decía que el desmoronamiento de una operación de alto perfil podría dejar expuestos a un alto riesgo a los bancos que conceden los préstamos para las compras. Este fin de semana, en la reunión del G-8, además de las políticas cambiarias regionales, se estudiarán las posibilidades de supervisión en el capital riesgo y de una especie de voluntario (por ahora) código de gobierno del mismo. También estarán presentes representantes de los hedge fund.

No es la única novedad del sector. La última fase del capital riesgo se denomina private equity como forma de diferenciación del public equity, que es el que tiene lugar en las bolsas de valores, con su legislación y su regulación (a través de la SEC en EE UU, o de la Comisión Nacional del Mercado de Valores en España). Las compañías que adquiere una sociedad de capital riesgo cotizan en la mayor parte de los casos en los mercados de valores, pero no así la entidad compradora. Pues bien, una de las más grandes private equity, Blackstone, anunció hace unas semanas su intención de cotizar en Wall Street. Para ello no ha tenido más remedio que desnudarse ante la SEC. Los datos son espectaculares: creada en el año 1985 con cuatro empleados y 400.000 dólares como cartera para invertir, Blackstone hacía compras en 2005 por valor de 500.000 millones de dólares, y las compañías en las que ha invertido emplean a 375.000 personas y generan unas ventas anuales de 83.000 millones de dólares.

La metamorfosis del sistema económico adquiere una velocidad de vértigo. Los sindicatos internacionales tienen un lema muy definitorio para describir lo que, según ellos, hace el capital riesgo: "Cómprala [una empresa], desnúdala, lánzala".

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