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Columna
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El asombro de Damasco

El pasado jueves se celebró el acto de entrega de los premios valencianos de El Mundo en el Palau de les Arts. Unos premios muy puestos en razón por los merecimientos de los premiados. Otra cosa fue la intervención del director de El Mundo, Pedro J. Ramírez. El inefable periodista, estableció un paralelismo entre la historia de El Mundo y el éxito de la Comunidad Valenciana. Y aseguró que comienza a ser "artificial y postizo" el debate sobre su modelo de desarrollo. La Comunidad Valenciana, enfatizó Pedro J. ante la selecta concurrencia, es "el asombro de Damasco". Y se deshizo en elogios y alabanzas al presidente Camps y su equipo de gobierno que rige nuestros destinos por el éxito de su política. Ahí es nada: gracias a los señores del PP, somos ¡el asombro de Damasco!

Pocas horas antes de que Pedro J. pronunciase su discurso triunfalista dedicado al presidente Camps, miles de maestros y profesores de la enseñanza pública, recorrían las calles de Valencia manifestándose en la mayor huelga celebrada en los últimos 20 años, y dirigiendo sus pasos al domicilio político del presidente Camps, el Palau de la Generalitat, reclamándole una mejora sustancial en sus condiciones salariales y laborales. ¿Y qué decir de los barracones en que tienen que estudiar nuestros niños y jóvenes por falta de colegios e institutos? Al inicio de la legislatura que ahora acaba, el presidente Camps prometió que cada semana inauguraría un colegio. Está a punto de terminar su mandato y aún, estos días, el Consell ha convocado un concurso para seguir construyendo barracones. Y si nos referimos a la agricultura, el viernes y sábado pasados los agricultores se manifestaban por las calles de Valencia pidiendo soluciones a la crisis que vive el sector citrícola y otros productos: "Volem viure de la toronja", "Volem viure de l'arròs", "Volem viure del vi", "Volem viure de l'agricultura", gritaban.

Decía, también, el director de El Mundo en su discurso en el Palau de les Arts, que es "artificial y postizo" el debate sobre el modelo de desarrollo de la Comunidad Valenciana. Ignoro cómo acogería estas palabras la cúpula empresarial, presente en el acto, cuando acaban de acordar los empresarios, junto con el PP y el PSPV, la necesidad de encontrar un nuevo modelo de desarrollo económico. No tienen que preocuparse. Este iluminado que nos viene de Madrid ya ha sentenciado que eso es un debate "artificial y postizo". ¡Si lo sabrá él! Somos "el asombro de Damasco", nos dice Pedro J. Y tal vez tenga razón. El asombro de Damasco es una opereta cómica, con música del maestro Pablo Luna y letra de Antonio Paso y otro autor cuyo nombre no recuerdo ahora. Pues eso. La Comunidad Valenciana regida por Camps al frente del PP, no deja de ser una opereta cómica. Una opereta en que los señores del PP valenciano y sus apoyos mediáticos madrileños nos presentan ante el mundo como modelo político de gobierno a seguir. Todo un "éxito", según Pedro J. Mientras, los docentes y los agricultores se manifiestan por las calles de Valencia; la conexión ferroviaria de la "Comunitat" con la frontera francesa está desechada por Bruselas, (siendo comisaria del ramo, por cierto, la militante del PP Loyola de Palacio); los empresarios tratan de acordar un nuevo modelo de desarrollo; y la Generalitat, que ésta es otra, está endeudada hasta las cejas. Somos la autonomía más endeudada de todo el Estado. Así las cosas, no me dirán que proclamar como hacen el señor Camps, el señor Pedro J., y el señor Rajoy el sábado en el mitin del PP en Feria Valencia, que somos una Comunidad modelo en España y en el mundo, no constituye una opereta cómica. Como El asombro de Damasco. Tiene razón Pedro J.

Uno ya es viejo -el año próximo inauguraré la década de los 80- y he vivido mucho. Siempre con preocupación, desde muy joven, por el destino de este pueblo, que es el mío. Recuerdo cuando hace más de un siglo, durante los años 50, los ministros de Industria y Comercio venían de Madrid a elogiar a los agricultores naranjeros por su contribución a la industrialización de España. Entonces, la mayor fuente de divisas era la exportación citrícola. Y los ministros venían a conocer los daños producidos por las heladas y las pérdidas de divisas que eso supondría. Divisas que el Instituto de Moneda pagaba a los exportadores a mitad del precio que tenían en el mercado internacional. El dólar que estaba a 60 pesetas lo pagaba a 30/35. Ahora, los que vienen de Madrid, o bien es para recaudar votos, caso de Mariano Rajoy, o bien para agradecerle al presidente Camps las emisoras de Televisión Digital que les regala, como antes hacía Zaplana con las emisoras de FM. Amén de otras ayudas y prebendas. Es el caso de Pedro J. Somos, verdaderamente, El asombro de Damasco. Una opereta cómica.

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