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Cuanto más vieja, más rica

Brooke Astor celebra sus 105 años con la noticia de que su fortuna es mayor de lo que creía

Cumplir 105 años no es fácil. Sobre todo cuando tu hijo te chupa la sangre y la cuenta bancaria. Pero Brooke Astor, neoyorquina millonaria de las de rancio abolengo, celebró el pasado viernes el haber superado en cinco años el siglo de vida. Y no lo ha hecho precisamente sumida en la indigencia, como parecía estar abocada según la denuncia que le erizó los pelos a toda la clase alta de Manhattan el pasado verano.

Al contrario, la fortuna de Brooke Astor, conocida entre los neoyorquinos por su pasado de filántropa y su presencia en todo evento relevante de la sociedad estadounidense, asciende a 98 millones de euros, una cifra muy superior a la estimada anteriormente (se le atribuían unos 22 millones).

Los tres dígitos desmienten las acusaciones que su nieto Philip Marshall, de 53 años, lanzó el pasado agosto contra su padre, Anthony Marshall, de 82. Dilapidar su fortuna, obligarla a navegar entre los orines de sus dos perros y a vivir sin calefacción eran algunas de las prácticas innombrables con las que, según Anthony, su padre maltrataba a su abuela, y que llevaron a ambos a enfrentarse en los tribunales el pasado otoño.

Pero según el listado con las propiedades e inversiones financieras de Astor, elaborado por una firma contable, Brooke Astor es mucho más rica ahora que hace 25 años, cuando Anthony comenzó a manejar sus negocios.

El diario The New York Times se hacía eco esta semana de un documento que se presentó en los tribunales hace ya meses, pero que se ha hecho público ahora, coincidiendo oportunamente con el cumpleaños de la gran vieja dama. Y, por supuesto, el abogado de Anthony Marshall no ha dudado en explicar orgulloso, en el mismo artículo, que el buen estado de salud de la economía Astor demuestra que las denuncias del nieto eran infundadas.

"El recuento de sus bienes demuestra que la señora Astor ha tenido mucha suerte de que el señor Marshall manejara sus negocios durante todos estos años", declaró el letrado Kenneth E. Warner.

A lo largo de 12 páginas se describe el valor de propiedades como el piso de 12 habitaciones de Park Avenue, de 18 millones, o la residencia campestre en las afueras de Nueva York, de 14 millones, a las que habría que unir todos los objetos y mobiliario de ambas casas, lo que sumaría otros 17 millones.

Pero eso no es todo. Brooke Astor tiene acciones de empresas como Google, Citigroup o Morgan and Stanley, cuyo valor supera los 20 millones. Además, posee una fortuna en fondos de inversión: más de 18 millones.

En realidad, la publicación del listado ahora sólo sirve para alimentar el morbo de los curiosos puesto que la disputa judicial entre padre e hijo se saldó con un acuerdo amistoso el pasado otoño.

El juez del caso decidió, por un lado, que no había pruebas del supuesto maltrato, aunque nombró a JP Morgan Chase y a Annette de la Renta -amiga de toda la vida- gestores de su fortuna. A cambio de ceder el control sobre la economía de su madre y de devolverle cuadros y joyas valorados en un millón, Anthony Marshall se libró de una disputa legal que podría haberle obligado a devolver muchas más cosas.

Ajena a la polémica, la anciana Brooke, con la que viven desde el pasado verano Annette de la Renta y su nieto, se paseaba esta semana por su residencia de 23 hectáreas en Westchester (Nueva York) viendo florecer sus más de 30.000 narcisos, plantados por orden suya hace tres décadas. Las confrontaciones familiares han impedido la celebración de una gran fiesta de cumpleaños como la que se organizó cuando cumplió 90, y a la que asistieron 1.000 invitados.

"Tomar té con amigos en el campo supera cualquier fiesta", declaró su nieto al diario The New York Post. Con 105 años, no hay duda de que eso ya es todo un logro.

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