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España defiende sus centros del sistema Galileo y se enfrenta a Alemania e Italia

La necesidad de recortar costes abre otra crisis en la navegación por satélite europea

Galileo, el futuro sistema europeo de navegación por satélite, se ha convertido en un nuevo frente que resquebraja la unidad política europea, con España en el ojo del huracán. Las discrepancias internas sobre el consorcio que debe explotar el soñado competidor del GPS americano han acabado por estallar. España acusa a Alemania e Italia de quitar contenido y competencias a los dos centros de control que deben estar en suelo español en virtud de lo pactado a finales de 2005 en Bruselas. El resto de socios aducen la necesidad de recortar costes y acusan a España de bloquear Galileo.

El Gobierno español defenderá en el Consejo de Ministros de Transportes de la UE del próximo jueves que se cumplan los compromisos alcanzados en 2005, en el marco de la creación de un consorcio de empresas destinado a explotar el sistema europeo de navegación por satélite.

Fuentes de la administración española en Bruselas aseguran que España "no bloquea nada, sino que sólo defiende lo pactado", a diferencia de lo que aducen otros países. Y añaden que, en realidad, la negociación -o, mejor dicho, el bloqueo de la negociación- no ha acabado de llegar al plano político, sino que "todavía estamos cerrando acuerdos entre las empresas que constituyen el consorcio". Las empresas en cuestión (EADS, TeleOp, Thales, Alcatel-Lucent, Finmeccanica e Inmarsat, junto a las españolas AENA e Hispasat) admiten que la negociación no está exenta de presiones políticas.

Los acuerdos de 2005 prevén que Galileo cuente con varios centros de control en Alemania, Italia y España. Para España se prevén dos centros: el de control de satélites, en la órbita de Hispasat -en Arganda del Rey-, y otro a cargo de AENA que se encargará del desarrollo de aplicaciones para cuidar de la seguridad de las personas, básicamente en navegación aérea y situado en Torrejón de Ardoz.

Pero el Gobierno español, AENA e Hispasat dan por hecho lo que han puesto en duda los demás gobiernos y el resto de las empresas. "Alemania e Italia quieren descafeinar el acuerdo de 2005 para que las competencias destinadas en principio a los centros de control españoles vaya a parar a sus propios centros", afirma sin ambages Mercedes Sierra, directora de aeronáutica y espacio del CDTI, adscrito al Ministerio de Industria. Sierra admite presiones políticas de Berlín y Roma sobre las empresas, para que los centros españoles no se materialicen con el objetivo de recortar costes.

En la negociación del Consejo del próximo jueves, España -que en este frente tiene involucrados a los ministerios de Industria, Fomento y, pese a que se trata de un programa civil, también a Defensa- lo tendrá difícil. Es el quinto país por aportación a Galileo, al que corresponde un 10% del desarrollo de la constelación de satélites.

El comisario europeo de Transportes, Jacques Barrot, ha enviado una carta a las ocho empresas del consorcio pidiendo explicaciones, en línea con las presiones que ejerce también la presidencia alemana de la UE. "Las compañías no están trabajando", resume un portavoz de Bruselas. Las dudas sobre la rentabilidad del proyecto, cuyos costes ascienden a 3.600 millones de euros, sobrevuelan el debate, teniendo en cuenta que el sistema americano -el GPS, militar y gratuito- ha copado el mercado de navegadores para automóviles y que la UE teme que China se adelante y lance un nuevo competidor -denominado Beidou o Compass- en 2008. Si cumple con todos los plazos, el Galileo no llegará hasta finales de 2010.

Jacques Barrot, comisario europeo de Transportes.
Jacques Barrot, comisario europeo de Transportes.REUTERS

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