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Juicio por el mayor atentado en España | 11-M
Columna
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La mujer y el hombre que sabían demasiado

Vestida con jersey rojo, el pelo largo y moreno recogido en cola de caballo, los grandes parpados de la ex mujer del acusado Mouhannah Almallah caen sobre unos ojos claros que destacan en medio de un rostro que transmite carácter cetrino. Los que conocen su historia aseguran que ha sufrido mucho. Si las denuncias en una comisaría de policía sirven de prueba, esta mujer, que declara en calidad de testigo protegida, las tiene todas consigo. En dos denuncias, al menos dos, ella ha aportado a la policía, en 2003, indicios del peligro que podía suponer el que iba a ser padre de su hijo, su marido Mouhannah. En la primera, aportó cintas a la policía relacionadas con actividades en la mezquita de la M-30; en la segunda, dijo en comisaría, tras denunciar los malos tratos de los que era víctima, que cierto día, en el coche, al pasar por las torres KIO, en plaza de Castilla, Mouhannah le espetó:

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-No voy a estar tranquilo hasta que caigan estas torres.

Esto carecería de especial relevancia si, al tiempo, esta mujer no confirmara que Mouhannah llevaba casetes en el coche relacionadas con la yihad islámica -¿recuerdan ustedes que otra casete, ésta con una shura del Corán, apareció en la Renault Kangoo, en Alcalá de Henares, en la mañana del 11 de marzo de 2004?-, que ella vio vídeos yihadistas en el local de la madrileña calle de Virgen del Coro, y que un día, antes de los atentados, encontró en una maleta de Moutad, hermano de Mouhannah -acaba de ser extraditado de Londres a Madrid-, libros sobre Osama Bin Laden.

Su relato de cómo abrió la maleta nada tiene que envidiar a un filme de Alfred Hitchcock. He aquí su versión: "En el local de Virgen del Coro había objetos de Moutad. Éste dijo que había cosas que no quería que viera nadie. En una caja había libros de Bin Laden y sobre la yihad. Moutad me llamó una vez para pedirme que buscara una maleta roja. Pero yo estaba embarazada. Le dije a Moutad que había visto los libros de Bin Laden. Me cortó la llamada. Luego me dijo que sus teléfonos estaban pinchados por la policía".

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Y por último, no por ello menos importante, esta señora, que dijo de sí misma que era madre de un niño español, aseguró también que Mouhannah mantenía contactos con Abu Qutada, un clérigo que pasaba por ser la voz de Al Qaeda en Europa.

Tampoco fue menos interesante sus descripciones sobre encuentros entre Mouhannah y Jamal Ahmidan, El Chino, y entre éste y Serhane El Tunecino, en cuyo domicilio madrileño de la calle de Francisco Remiro llegó esta mujer, que declara temer por su vida, a vivir tres semanas.

A pesar de todas las dificultades de lengua -habla una variante del bereber para la cual no es fácil hallar un intérprete y su español es rudimentario-, su testimonio resistió con entereza los embates de las acusaciones de siempre y, sobre todo, salió bien del tercer grado ejercitado por un buen número de abogados de la defensa. Fue un buen prólogo para la declaración de Mouad Mekhalafa. Ambos testigos tienen en común con El hombre que sabía demasiado, la historia de un intento de asesinato político y el rapto de un niño que Hitchcock situó en Marruecos, eso mismo: saben muchas cosas sobre los autores del 11-M.

El testigo, originario de Marruecos, declaró que estuvo dos veces en reuniones que se celebraron en el río Alberche, en Navalcarnero. En la segunda de ellas, aproximadamente en 2001, se habló de reunir fondos para enviar a Afganistán. Allí estuvieron Mouhannah, su hermano Moutad, Abu Dadah, Serhane El Tunecino, Amer el Azizi, Basel Ghalyoun y otros.

Este joven de 24 años narró vida y milagros de Serhane El Tunecino, y muy puntualmente de Jamal Ahmidan, El Chino, en compañía de Serhane. Pero aún así, sobre Ahmidan, a quien conocía por su nombre de guerra de El Chino, declaró haberle visto en un locutorio de la calle Salvador de Madariaga, donde surfeaba mucho por Internet. Pudo ver que visitaba páginas de armas y sobre cómo manejarlas. No es un dato menor que confirma la importancia de la red en la interacción de los grupos yihadistas.

Almallah Dabbas escucha la declaración de su ex esposa.
Almallah Dabbas escucha la declaración de su ex esposa.SCIAMMARELLA

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