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EN SEGUNDO PLANO | Juicio por el mayor atentado en España | 11-M

Los clientes echan del bar a Sergio

Antonio Jiménez Barca

Sergio Álvarez está acusado de haber transportado parte de la dinamita que explotó en los trenes del 11-M. Él asegura que creía que lo que contenía la bolsa de deportes que llevó en un autobús de línea desde Avilés a Madrid por encargo del ex minero José Emilio Suárez Trashorras eran CD piratas. Que incluso hubo un momento en que se sentó encima.

Esto declaró hace una semana en el juicio. Como está en libertad condicional -con la obligación de asistir a toda la vista-, ese día, cuando acabó la sesión de la mañana, se fue a comer. Eligió un restaurante normal del paseo de Extremadura, muy cerca del lugar donde se celebra la vista. Pidió un sándwich cualquiera.

Entonces, en la televisión del restaurante aparecieron las noticias del telediario. Y en las noticias del telediario apareció él mismo, declarando, asegurando que él creía que eran CD piratas lo que contenía la bolsa, que pesaba 30 kilos. Y que se la entregó en la estación de autobuses de Méndez Álvaro a un marroquí llamado Jamal Ahmidan, apodado El Chino, en realidad un traficante de hachís de poca monta reconvertido a yihadista y encargado de conseguir los explosivos para la célula islamista que perpetró la matanza en los trenes. Pertenecía al grupo que se suicidó en Leganés al verse cercado por la policía.

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No sólo Sergio Álvarez notó que estaba saliendo en la tele su declaración de unas pocas horas antes. Los clientes del bar también se dieron cuenta. El de la tele era el mismo tipo de la barra que pedía un sándwich. Que tenía algo que ver con el atentado. Que estaba acusado de haber traído la dinamita. Y comenzaron a insultarle, a gritarle. Sergio dejó el sándwich y salió corriendo.

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"Tuvo que huir porque los clientes parecían dispuestos a agredirle. Él asegura que no quiere provocar, pero que necesita comer, desplazarse, ir de un sitio a otro, y asegura que también tuvo problemas una vez en el metro con unas personas que le reconocieron", aseguran fuentes cercanas al acusado.

Desde entonces, Sergio Álvarez ha pedido permiso al juez para comer en el edificio de la Audiencia Nacional donde se celebra la vista, sin salir a la calle. Come los sándwiches que adquiere en una máquina expendedora que hay en una de las salas del inmueble, al lado de la máquina del café, y espera, ahí mismo, de dos a cuatro, a que se reanude la vista.

A las ocho de la tarde, cuando termina la sesión del tarde, se va al hostal donde duerme. Así los lunes, martes y miércoles, días en los que se celebra la sesión. La noche del miércoles parte hacia Avilés. Y la noche del domingo regresa a Madrid.

En los mismos autobuses de línea que utilizó para traer la bolsa de deportes de 30 kilos de dinamita sin saber, según él declara, lo que en realidad transportó.

Sergio Álvarez, uno de los acusados en el juicio del 11-M.
Sergio Álvarez, uno de los acusados en el juicio del 11-M.REUTERS POOL

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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