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Brasil invertirá 180.000 millones para acelerar el crecimiento

El plan durará cuatro años y se centra en energía e infraestructuras

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha puesto en marcha su receta para hacer crecer al país suramericano. En los próximos cuatro años, el Estado invertirá alrededor de 180.000 millones de euros, contando con participación del sector privado. La atención se centra sobre todo en las áreas de energía e infraestructuras. El objetivo del plan es que la economía crezca a un ritmo del 5% al año.

En lugar de privilegiar el control del gasto público, imponer un durísimo ajuste monetario y asegurar elevadas tasas de superávit primario, tal como quiso el defenestrado ministro de Hacienda Antonio Palocci, la nueva etapa pretende exactamente lo contrario. La política económica de Lula, que inició este mes su segundo mandato en cuatro años, se centrará ahora en aumentar significativamente el volumen de inversiones públicas, exonerar a varios segmentos de los rigores del fisco, y disminuir el superávit, transformando gastos en inversiones. Y, de esa forma, lograr salir del flojísimo ritmo de crecimiento (media de 3% al año) que marcó su primer Gobierno, una de las tasas más bajas de América Latina.

Este objetivo se plasmó ayer en la presentación del Programa de Aceleración del Crecimiento, que prevé inversiones de 500.000 millones de reales (unos 180.000 millones de euros) hasta 2010 como motor principal para que la economía brasileña crezca alrededor de 5% al año. El programa se presentó en una ceremonia con más de 500 invitados. Entre los presentes estaban los gobernadores de los 27 Estados del país, parlamentarios, empresarios y todos los ministros de Lula, muchos de los cuales están pendientes de una reforma de gabinete que el presidente prevé anunciar en febrero.

Reducción de impuestos

El programa está dividido básicamente en cinco grandes bloques, que incluyen medidas dirigidas a aumentar la inversión en el área de infraestructura; estimular al crédito y la financiación con bajos intereses; mejorar las normativas ambientales para abrir camino a la inversión; reducir impuestos, y simplificar trámites burocráticos.

La atención está centrada especialmente en las áreas de energía e infraestructura, en las que Brasil tiene enormes necesidades que, según los expertos, irán en aumento durante los próximos años.

El sector energético recibirá, de hecho, el 50% de las inversiones del plan. El programa contempla, además, la construcción de 45.000 kilómetros de carreteras y otros 10.000 de vías férreas, así como 12 puertos y 20 aeropuertos, entre diversas obras.

Del total del plan, 67.800 millones de reales (25.000 millones de dólares) corresponderán a inversiones directas del Gobierno, mientras que el resto será aportado por empresas del Estado y del sector privado, en una proporción que no fue del todo aclarada.

El núcleo del programa ha sido diseñado por el actual ministro de Hacienda, Guido Mantega, que se encargó de traducir en detalles las líneas generales fijadas por la ministra de la Casa Civil, Dilma Rousseff, que surge como la principal integrante de la segunda administración de Lula da Silva.

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