"No hay razón para parar"
Alaska actúa hoy en Madrid con Fangoria, su dúo con Nacho Canut, y los Pet Shop Boys
Hasta febrero no sabe qué día tiene libre en su agenda. Olvido Gara, conocida como Alaska (México, 1963), se encuentra en la segunda etapa de la promoción de su nuevo trabajo discográfico, El extraño viaje, 12 canciones bailables y pegadizas grabadas con Fangoria, el dúo del que forma parte con Nacho Canut. La música electrónica, el amor, la pasión, la venganza y el travestismo, trufado con mucha simbología religiosa, y la influencia de la copla han acabado por devolverles el éxito de ventas. "Estamos en ese terreno extraño en el que cada vez hay menos gente; esa especie de clase media de la música, de grupos que no venden un millón de discos pero que tampoco venden mil".
Fangoria comparte cartel con los británicos Pet Shop Boys hoy en el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. "No somos muy partidarios de tocar con gente que nos gusta. Una vez que lo has hecho estás muy contenta, pero mientas tanto...", dice Alaska. Como ejemplo, recuerda la primera vez que vinieron a España Los Ramones, uno de sus grupos de cabecera, y no fueron capaces de tocar con ellos. En esta ocasión les "acompaña mucho" ir con las Nancys Rubias, el grupo en el que participa Mario Vaquerizo, su marido y representante, y que actúan de teloneros junto al trío Pastora.
Tanto Nacho Canut como ella suelen decir que son muy germánicos y que las cosas que cuentan en sus canciones tienen mucho de literatura. Una canción del nuevo disco, A fuerza de vivir, tiene una letra curiosa: "Cada vez que pasa una generación se mudan los gestos que inspiran de nuevo otra revolución", pero ella tira balones fuera. "Es claramente la letra de una estudiante de Historia -carrera en la que lleva años matriculada-. Parte de lo que a mí me dice una canción de los Pet Shop Boys".
Lleva 30 años en el negocio de la música y se ha pasado toda su carrera ofreciendo ideas originales y transgresoras. "Estar vivo y hacer cosas nuevas tiene mucho que ver con nuestro carácter. No tiene tanto mérito, puesto que no vivimos pensando qué vamos a hacer para no repertirnos. Nos sale de forma espontánea porque andamos todo el rato recibiendo influencias nuevas. Somos cero nostálgicos, siempre nos parece que lo mejor está por llegar".
Pero el camino para llegar hasta aquí no ha sido sencillo. En los baremos de éxito comercial y popular ha habido momentos en los que casi no contaban para la industria y para el público masivo. "Cuando nadie creía en Fangoria estábamos tocando en el Sónar, que es casi un lugar donde la gente se mata por llegar. A base de hacer cosas consigues alcanzar el sitio adecuado, independientemente del éxito comercial".
Los momentos bajos no se han correspondido con la popularidad de Alaska. A golpe de debates y tertulias televisivas se ha ganado la categoría de diva. "Para mí, ha sido como tener dos vidas, una con la música y otra relacionada con la tele o con la radio. En 1982 me llamó Balbín para participar en La clave. Tenía 19 años y cantaba en Los Pegamoides". También opina desde hace años sobre la prensa rosa en la Cope, un medio donde, según cuenta, nunca ha sido censurada.
No se puede obviar tampoco que los experimentos musicales en los que ha participado -Kaka de Luxe, Alaska y los Pegamoides, Dinarama o Fangoria- han ido acompañados de notables cambios físicos, desde la adolescente adscrita al punk en los años ochenta, a la chica glamurosa de Dinarama o la imagen culturista retocada por el bisturí con la que retomó la música electrónica. "Con 15 años crees tener una idea de lo que quieres, y se trata de conseguirlo. Desde el momento en que empiezo a maquillarme no estoy basándome en lo que tengo, sino transformando lo que tengo hacia algo con lo que estéticamente me siento más cómoda. En cierta forma, es como ser un travesti. No creo que haya una fase detrás de otra, pienso más en el efecto bola de nieve, desde David Bowie al punk, lo siniestro, las mujeres de Russ Meyer... Llegará un momento en que me transforme, no creo que pare. No veo ninguna razón para parar".
"Kaka de Luxe era una inconsciencia, un grupo en el que te metes a los 14 años", dice Alaska cuando recuerda su historia. "Los Pegamoides tuvieron las dos caras, la realización de una serie de inquietudes y la desmaterialización de ese sueño, porque disolver la banda con 18 años es como haber cumplido un ciclo completo. Dinarama fue como tomar las riendas de mi vida y aprendí todo lo necesario para hacer Fangoria, que esto sí que es ya la realización total de dos personas que piensan que es el proyecto que quieren".
En la línea antinostalgia en que se mueven Alaska y Nacho Canut se entiende que no hayan participado en ninguno de los conciertos u homenajes dedicados a celebrar la movida madrileña. "Nos hemos hecho con el público que tenemos, y que no es minoritario a base de tomar este tipo de decisiones. Contamos con seguidores jovencísimos que no vienen a buscar vejestorios de su juventud".
Babelia
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